Los niños cuando nacen y crecen pueden tener la tendencia de llevarse los dedos a la boca. Este gesto puede ser nocivo si se prolonga durante muchos años. Por ello, es importante corregir este hábito lo antes posible. Por ejemplo, si el niño se lleva con frecuencia las manos a la boca después del primer año, entonces, puede mostrar algún tipo de inseguridad o de miedo en el niño. ¿Qué efectos puede producir esta actitud en el peque?
1) De forma negativa se puede producir un desplazamiento de los dientes, de tal forma que los incisivos superiores se pueden desplazar hacia fuera. Por el contrario, se produce el movimiento opuesto en el caso de los incisivos inferiores que se desplazan hacia dentro.
2) El maxilar crece menos de lo esperado, es decir, se produce un desarrollo inadecuado. Sencillamente, porque la lengua no ocupa el espacio adecuado.
3) Además, la dentadura superior y la inferior puede no encajar. Por tanto, el niño termina masticando los alimentos únicamente con los molares.
4) Conviene cuidar la dentadura infantil desde la más tierna infancia, de lo contrario, se pueden desarrollar problemas en la etapa adulta. Es decir, puede ser necesario el trabajo de un dentista para corregir todos los defectos dentales.
¿Por qué los niños tienden a chuparse los dedos por pura inercia? Sencillamente, porque se trata de un gesto reflejo desde que el bebé se encuentra en la vida intrauterina. En caso de que un bebé todavía no haya cumplido un año de vida entonces, no implica ninguna preocupación el hecho de que se chupe los dedos. Se trata de algo normal y natural a esa edad. En cambio, después de un año llega el momento de analizar el motivo para poder encontrar una solución.
Imagen: El Mundo