El Síndrome del niño sacudido, también llamado como síndrome del niño zarandeado o agitado, es un problema, poco común, que se da principalmente en bebés de menos de un año (con mayor número en aquellos de entre dos y cuatro meses). Se considera un tipo de maltrato infantil, aunque muchos padres es posible que no se percaten en el momento de que lo que en realidad están haciendo.
Los niños lloran de forma incontrolada, y en muchas ocasiones el episodio se alarga durante largos tiempos, el padre o madre no sabe ya qué hacer y para que reaccione el bebé lo agita bruscamente mientras lo agarra por el torax con la idea de que con el susto se callen.
Esto desencadena que el cerebro del bebé, que durante los primeros meses de vida sigue con su desarrollo, se mueva de un lado a otro, de manera que las estructuras cerebrales se desplazarán dentro del cráneo golpeándose con él. Esto puede desencadenar graves consecuencias, como hinchazón del cerebro, ceguera, trastornos del habla, ceguera, daños en el cuello y la espina dorsal (parálisis), así como la muerte en otros casos.
No nos cansamos de decir que con los bebés hay que tener paciencia, y si lloran hay que tratarlos como lo que son, es decir, bebés que no puede manifestar verbalmente lo que le ocurre, por lo que habrá que intentar descubrir por qué llora (nunca lloran por gusto) e intentar consolarlos.
Sin embargo… está muy claro que el gesto de agarrar al niño por las axilas y sacudirlo salta a la vista que es un acto violento, pero hay que tener en cuenta, que las consecuencias de esto se acercan a las de otro acto que parece de lo más divertido, como es cuando a los bebés se les lanza al aire. En este caso también el cerebro se llega a mover con brusquedad, obviamente en menor medida al no hacerse repeticiones tan continuas como ocurre cuando hablamos del Síndrome del niño sacudido, pero es algo que hay que tener presente e intentar evitar, pese a que bebé al ser lanzado estalle en carcajadas.