Los padres se sienten un tanto desbordados cuando su hijo tiene una rabieta. Y es que, los niños saben muy bien qué deben hacer cuando no consiguen lo que quieren. Al menos, ellos intentan todo lo posible por convencer a papá y mamá. Aunque ello implique caer en un chantaje emocional o en un enfado excesivo. ¿Cómo deben actuar los padres en este caso? 1) En primer lugar, no tomando al pie de la letra aquello que dice un niño en una situación de este tipo. Y es que el peque puede decir frases, del tipo: “Ya no te quiero”. El niño no siente aquello que está diciendo, y víctima del enfado que tiene, sólo desea hacer daño.
2) Por otra parte, los padres deben entender que un niño no puede tenerlo todo. Y dentro del papel de cualquier madre y de cualquier padre se encuentra el de poner límites, decir no a muchas cosas. De este modo, también se valora mejor aquello que se tiene y se disfruta más.
3) Cuando los niños tienen una rabieta, los padres, en vez de actuar con indiferencia, lo que hacen es prestar más atención que nunca. Es decir, estar pendientes en todo momento del niño. De este modo, premian su conducta aunque no se den cuenta. En realidad, los padres deben aprender a potenciar las actitudes positivas de los niños y no deben prestar apoyo a las actitudes negativas que no merecen ser recompensadas. De este modo, se ayuda mucho al niño a entender qué está bien.
4) Por otra parte, se debe entender que una rabieta es una reacción lógica del niño que se enfada cuando no consigue aquello que quiere. Y su modo de expresar dicho enfado es a través de la rabia y de la ira propia de su edad.
Imagen: Psicología Evolutiva