Para minimizar los síntomas de las alergias es fundamental seguir una serie de indicaciones:
1º Conocer la enfermedad
Es fundamental que el niño y sus familiares tengan un conocimiento básico de su enfermedad y los alérgenos a los que está sensibilizado (es decir, a los que es alérgico). El objetivo es promover ajustes en los hábitos que permitan una mejoría del estado de salud del paciente y de su calidad de vida.
2º Evitar el peligro
En este tipo de enfermedad es muy importante aplicar medidas para reducir la exposición del niño a aquellas sustancias a las que es alérgico.
En las viviendas: la casa debe estar bien ventilada y se han de limpiar más cuidadosamente y con frecuencia los ambientes en los que el niño alérgico pasa mucho tiempo, para disminuir la acumulación de polvo y la proliferación de ácaros y hongos. También es recomendable evitar tener la sala de juegos en zonas húmedas, como los sótanos de las viviendas. No se deben emplear vaporizadores y humidificadores y se debe realizar un buen mantenimiento de los sistemas de calefacción y aire acondicionado, conservando el agua de humidificación limpia y los filtros renovados.
Si un niño es alérgico al polvo o a los hongos y tiene un animal en el domicilio, pero no se ha sensibilizado (es decir, no es alérgico al animal), éste podrá permanecer en casa, pero no es conveniente introducir nuevos animales, por el riesgo a que aparezcan nuevas alergias con los nuevos contactos. Sin embargo, si el niño es alérgico al animal, lo ideal es evitar su presencia en el interior de la vivienda.
En el dormitorio del niño: hay que mantenerlo seco, soleado y bien ventilado, en lo posible. Se debe limpiar a diario con paños húmedos o aspiradoras con filtro para ácaros y retirar las alfombras y las moquetas de la habitación. No es conveniente empapelar las paredes y es conveniente eliminar todos aquellos objetos innecesarios que acumulan polvo (libros, pósters, juguetes, muñecos de peluche…) El colchón y la almohada deben ser preferiblemente de látex o bien estar envueltos con fundas antialérgicas impermeables a las partículas de ácaros. Las mantas y sábanas tienen que ser de material sintético o algodón y se deben lavar con frecuencia a unos 60 grados.
Otras recomendaciones consisten en evitar las aglomeraciones en los espacios cerrados y poco ventilados, ya que favorece la expansión de las infecciones virales respiratorias; vigilar el ambiente de las piscinas cubiertas y tener precaución, porque se puede producir un empeoramiento de los síntomas; evitar la exposición a sustancias irritantes (humo de cocina, ambientadores, perfumes, pinturas…) y, sobre todo, al humo de tabaco, evitando fumar en el interior del domicilio. El humo del tabaco, al inflamar las vías respiratorias, favorece la aparición de síntomas respiratorios y facilita que los alérgenos atraviesen las mucosas respiratorias y entren en el organismo.
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