La maniobra Hamilton es un método físico de inducción del parto que consiste en el despegamiento digital del polo inferior de la bolsa amniótica mediante un tacto vaginal. La matrona o el ginecólogo introducirán el dedo en el cérvix o cuello del útero y, mediante un movimiento circular, despegarán las membranas del propio cuello, de manera muy cuidadosa para no producir la rotura de la bolsa. Dicho despegamiento favorece la liberación de unas sustancias llamadas prostaglandinas, protagonistas en el desencadenamiento del parto, ya que producen contracción uterinas irregulares de baja intensidad que favorecen la maduración cervical.
A partir de esto, el proceso de maduración cervical, que consiste en el ablandamiento y acortamiento del cuello del útero junto al inicio de la dilatación, puede aparecer desde días a horas antes del parto.
A no ser que exista una indicación médica para inducir el parto antes de lo necesario, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomienda el uso de la maniobra de Hamilton a partir de la semana 40 de gestación, que coincide con lo que todos conocemos como el día en que se sale de cuentas. Debe ser realizada por un profesional con experiencia siempre tras haber informado a la paciente de lo que se le va a hacer.
Esta maniobra no puede ser realizada si el cuello uterino se encuentra completamente cerrado, ya que esto impide el acceso a las membranas. Por este motivo, es más frecuente realizarla a pacientes multíparas, es decir, que hayan tenido hijos previamente, ya que el cuello del útero suele estar permeable desde etapas más tempranas del embarazo.
La maniobra de Hamilton como método de inducción al parto
El despegamiento de las membranas amnióticas, si se hace en condiciones de asepsia básica (uso de guantes) no aumenta el riesgo de infección ni para la madre ni para el bebé. La vagina no es una área estéril, ya que está en contacto con el exterior y tiene una flora bacteriana y fúngica específica. Las membranas amnióticas, mientras se encuentren intactas, actuarán de barrera evitando el ascenso de gérmenes hacia el líquido y el feto, por lo tanto ante la mínima sospecha de que está perdiendo líquido en cualquier momento de tu embarazo, deberás acudir a urgencias para que valoren si la bolsa sigue o no intacta.
La maniobra de Hamilton puede resultar un tanto dolorosa, ya que, sobre todo en las gestantes primerizas, en ocasiones, es difícil acceder al cuello del útero por su posición antes del parto, y porque la mujer se encuentre muy tensa en el momento de la exploración. Además, la introducción del dedo en el canal cervical y el despegamiento de las membranas pueden producir pequeñas pérdidas de sangre y la expulsión del tapón mucoso.
El sangrado suele ser escaso, puede aparecer y durar hasta unas 24 horas tras la maniobra, y varía desde un color rojo brillante hasta un marrón oscuro. Si el manchado fuese igual o mayor en cantidad que la menstruación, no dudes en acudir a urgencias.
Ventajas de la maniobra de Hamilton frente a otros métodos
- Es más fácil de practicar que otros métodos.
- Tiene menor riesgo de complicaciones del ritmo y el tono uterino (hipertonías y polisistolias).
- No tiene contraindicaciones específicas ni efectos secundarios (salvo el pequeño sangrado y el dolor leve perfectamente tolerable si la paciente está advertida).