Fumar es uno de los malos hábitos que más cuesta dejar, la adición que crea el tabaco no es fácil de superar, por ello se recomienda abandonar este vicio meses antes de quedarse embarazada, de esta forma la mujer tendrá en cierta manera superada la dura “etapa del mono”.
Una vez la mujer se haya planteado esto, deberá ser fuerte para no volver a caer en ese vicio. Alejarse temporalmente de personas fumadoras (tampoco es recomendable aspirar el humo de los demás), o cambiar los hábitos, serán algunos factores que ayudarán a no volver a sentir la tentación de fumar. Pero la mejor motivación para no volver a hacerlo será pensar que en unos meses se tendrá un bebé sano en los brazos.
El hecho de fumar durante el embarazo puede ocasionar en el feto problemas a tener en cuenta, ya que en algunos casos podrían llegar a ser realmente importantes. Algunas de las consecuencias para el feto si la mamá fuma pueden ser:
– Partos prematuros.
– Enfermedades respiratorias.
– Malformaciones congénitas.
– Mortalidad perinatal.
– Bajo peso y menor estatura al nacer.
– Abortos espontáneos.
– Síndrome de abstinencia en los bebés.
Al igual que no se debe fumar durante la época de gestación, tampoco se hará mientras la madre esté dando el pecho al bebé, ya que la nicotina pasa a la leche.
Unido a todas las complicaciones que pueden producirse en el bebé, hay que unir otro hecho a tener en cuenta. Una gestante fumadora, tiende a sentir culpabilidad por fumar, y en muchos casos, les provoca angustia, se califican de malas madres, y con todo esto es fácil que al final todo termine en una depresión.