Continuamos con nuestra mini-sección dedicada a los viajeros más pequeños. Ya sabes que desde hace unos días y de cara ya a la época estival, cada vez más cercana y con ella las ansiadísimas vacaciones, nos estamos poniendo las pilas para intentar dejar bien atado todo el set de preparativos, consejos y truquillos que nos harán ese tiempo de asueto mucho más relajado y divertido.
A la hora de sacar de casa a nuestros pequeñines en esta aventura vacacional, por supuesto que la comida ha de ser algo a tener muy en cuenta. En el caso de que nos traslademos en coche, procura que la bolsa del bebé y la del agua y los alimentos vayan siempre a mano y asegúrate especialmente de que no la hayan metido al fondo del maletero.
Resulta esencial que esas bolsas estén cercas, por cualquier contratiempo que pueda suceder, inclusive en caso de retenciones o urgencias en carretera. Siempre será de agradecer contar con comida y bebidas dentro del coche.
En el caso de viajes largos en avión, como norma general las compañías aéreas te proporcionarán menús infantiles. Si el viaje va a ser de corto recorrido, compra agua o zumos una vez que hayas pasado el control de aduanas. Recuerda que al pasar esos controles no te permitirán comidas y líquidos.
En todos los casos resulta conveniente llevar algunas cosillas que calmen y tranquilicen a los chiquitines, sobre todo esos llamados “alimentos conocidos”, por si no es posible cumplir el horario de comidas o el niño rechaza la alimentación que le proporcionan. En estos momentos unas galletitas, queso o fruta pueden ser unos buenos aliados.
Si durante el periplo vacacional te mueves con un niño alérgico o con necesidades especiales en su alimentación, no olvides comunicarlo a la compañía, a la agencia y al hotel en el momento de la reserva y con el fin de que en el medio de transporte y en el alojamiento tengan un menú especial para tu pequeño.