Supongamos que a nuestro pequeño de 7 años, por consecuencia de los baños del verano, ha sufrido una otitis externa aguda por la que ha sido tratado por su pediatra durante unos días con unas gotas de antibióticos y anti-inflamatorios. Enseguida le desapareció el dolor que tenía y ya le tenemos sano como una pera. Pero nos preocupa que se vuelva a repetir y queremos saber cómo se deben limpiar los oidos de un niño, cuando vuelve a nadar y si debemos tomar alguna precaución, ya que al pequeñajo le encanta la natación.
La otitis externa aguda difusa, conocida también como oído de nadador, es una infección bacteriana del conducto, pero el aire cálido y húmedo puede alterar su integridad. También la entrada de agua al nadar, practicar deportes acuáticos o pasar mucho tiempo en el agua puede llevar a la maceración del conducto auditivo externo y el comienzo de la infección.
El 10% de los niños tienen estas otitis externas y en el 90% de los casos es en un solo oído. El resultado del tratamiento es muy bueno, con rápida respuesta y curación.
En lo referente a la limpieza de los oídos, solamente se deben limpiar las partes visibles como el pabellón auricular y el trago externo con un poco de algodón o con un paño. No debemos meter ningún objeto extraño en el conducto auditivo (como un bastoncillo).
Tras completar el tratamiento prescrito, el niño puede volver a nadar, y se pueden utilizar gotas de ácido acético para prevenir otra infección. Además, es importante secar bien y suavemente los oídos del niño después del baño, favorecer que el agua salga, doblando lateralmente la cabeza y el cuello; así como, si su pediatra lo aconseja, utilizar tapones de silicona que sean impermeables al agua.
Imagen: arqhys