En el niño, el crecimiento y el desarrollo van unidos, refiriéndose el crecimiento a los cambios físicos, y el desarrollo psicomotor a la adquisición y perfeccionamiento de habilidades motoras, cognitivas y del lenguaje. Todo ello es fundamental para que se adapte y se relacione con el entorno.
El niño explora y organiza el medio que le rodea a través de su movimiento y del juego, lo que es esencial para su desarrollo. Así, el apoyo de los adultos significa un estímulo fundamental, básico en este proceso de desarrollo. A través de la manipulación del niño se estimula su sistema sensorio-motriz: con la mirada hacia quién o hacia lo que le rodea se estimula el sistema visual; cuando le hablamos, le informamos de las cosas sobre las que actuamos y se estimula su oído; el sentido del tacto se estimula con la presión, que le lleva a sentir las características y la presión que en las zonas de contacto se produce de manera natural.
Patrones del desarrollo motor. Los dos grandes patrones que rigen el desarrollo motor son:
- La ley cefalo-caudal: se controlan antes los movimientos de la cabeza que los de las piernas. Esto explica el hecho de que el niño sea capaz de mantener erguida la cabeza antes que la espalda, y ésta antes que las piernas puedan mantenerlo de pie.
- La ley próximo-distal: el niño controla antes los movimientos de los hombros que los movimientos finos de los dedos.
A medida que el sistema nervioso va madurando, va llevando a cabo el control del tono muscular y, por tanto, de la postura, el equilibrio y los movimientos. De esta forma, con arreglo a las leyes cefalocaudal y próximodistal, el niño conseguirá alcanzar la posición erecta.
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