La dentición es el proceso normal de desarrollo de la erupción dentaria primaria. El primer diente (inisivo central inferior) aparece a los seis meses de vida, pero la cronología de la salida de los dientes es muy variable y existe un amplio margen; de hecho, en un uno por ciento de los casos el primer diente puede salir después de los 12 meses de edad.
Es cierto que este proceso cursa con cierta irritabilidad durante los días previos y posteriores a la erupción del diente. Por tanto, es normal que el niño muerda, babee, se frote las encías (e incluso que se frote la oreja), succiones más de lo habital y sufra una discreta pérdida de apetito. Además, las encías aparecen hinchadas e incluso con una zona azulada sobre la tumefacción, que puede ser como un quiste de erupción secundario a un hematoma.
Sin embargo, no es normal que exista fiebre ni diarrea, por lo que, si aparecen, habrá que consultar con el pediatra. Tampoco suelen existir alteraciones en el sueño.
Para aliviar las molestias que puedan sufrir los pequeños, hay remedios muy variados, aunque los más eficaces son proporcionarle objetos plásticos refrigerados o fríos, darle un masaje en las encías con nuestros dedos (para lo cual deben estar limpios) y darle paracetamol o ibuprofeno, de forma ocasional.
Existen productos de venta libre que contienen benzocaína (normalmente en forma de gel), que se tienen que administrar con precaución y, por supuesto, siempre poniéndolo en conocimiento del pediatra.
En definitiva, hay que tener en cuente que aunque se habla mucho de la dentición, es un proceso que se pasa de forma rápida y sin generar problemas importantes.
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