Para hacer el diagnóstico de la hipertrofia adenoidea debemos tener en cuenta que las adenoides, por su situación, no se pueden ver a primera vista. Es decir, el pediatra cuando mire al niño no las podrá observar. Pero una historia clínica, con el relato de los padres, y una exploración física suele ser suficiente.
Los signos que nos pueden indicar que hay un problema son los relacionados con la obstrucción nasal como tos crónica irritativa, voz hiponasal y ronquido.
Pero, además, hay una curiosidad que puede señalar que hay hipertrofia adenoidea. La respiración nasal es fundamental para favorecer el adecuado desarrollo de los órganos bucofonadores y del macizo maxilofacial como las arcadas dentarias, el paladar y la mandíbula. Por ello, con el tiempo, si se produce una obstrucción nasal, ésta va modificando la cara del niño y da lugar a lo que se conoce como “facies adnoidea”, que se caracteriza por que los dientes incisivos superiores sobresalen, el paladar es ojival (más elevado y estrecho), la boca abierta permanece abierta, ya que los labios no llegan a cerrarse en posición de reposo; la lengua está adelantada y la mandíbula, hacia atrás.
Para la confirmación diagnóstica, el otorrinolaringólogo puede emplear un nasofaringoscopio flexible que permite una visualización directa de las adenoides con mínimas molestias para el niño.
Sin embargo, la radiografía lateral del cráneo, aunque ha sido una exploración empleada durante años, es un método poco preciso y además irradia al niño.
Imagen: epmghispanic
La función de las adenoides I – La función de las adenoides II