El Síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) es una enfermedad frecuente en los niños que puede llegar a ser grave. La parte positiva es que el tratamiento que se suele utilizar en estos casos es muy efectivo.
El SAOS es una enfermedad respiratoria que se produce al obstruirse (ya sea de forma completa o parcial) las vías respiratorias mientras el niño está durmiendo.
Los síntomas que pueden darse en los niños con síndrome de apnea obstructiva del sueño son, por ejemplo:
– Sudoración excesiva (eneuresis).
– Sensación de asfixia o ahogo.
– Despertares frecuentes durante la noche.
– Pequeñas paradas respiratorias.
– Ronquidos (uno de los síntomas más frecuentes en los niños, aunque es muy bajo el porcentaje de niños que roncan que tienen este síndrome).
Los casos más graves pueden dar lugar a respiración oral durante el día, dificultad para mantener la atención (déficit de atención e hiperactividad), irritabilidad, somnolencia excesiva, cefalea matinal, agresividad, o infecciones de las vías respiratorias habituales, entre otras.
Como decíamos el tratamiento es efectivo (en casos habrá que recurrir a la cirugía), pero existe un porcentaje de casos que pueden tener complicaciones dependiendo de la gravedad y la persistencia, y que pueden dar lugar a:
– Retraso en el desarrollo.
– Hipertrofia ventricular derecha.
– Insuficiencia cardíaca.
– Reflujo gastroesofágico.
– Trastornos nasales o laringotraqueales.
– Trastornos en el oído.
Algunos relacionan el síndrome de apnea obstructiva del sueño con los casos de muerte súbita del lactante, aunque no todos están de acuerdo con ello.
Como decíamos el ronquido no debe hacer saltar las alarmas en los padres (un niño puede roncar sin estar enfermo), pero sí es cierto que precisamente eso, el ronquido, es un síntoma que nunca falta en el SAOS, por tanto, si se da el caso, siempre es mejor prevenir y consultar con el pediatra.
Foto obtenida de: superprotectivefactor.com.