Consejos para el embarazo I

No hay embarazo igual a otro. Unos nos llenan de euforia y otros nos agotan. Pero, hasta en el peor de los casos (el primogénito trae de la guardería catarros, otitis y diarreas; al cuarto mes aún seguimos con náuseas…) se puede disfrutar de este tiempo único.

He aquí algunos trucos para vivir a tope y con tranquilidad la gestación. Enseñan a comer bien, a ahuyentar los temores, a organizarnos para después del parto, a disfrutar de nosotras mismas…

1. Empezar con buen pie. Una vez confirmado el embarazo, todo gira alrededor del bebé. La madre necesita buenos cuidados médicos, pero también atención, simpatía y comprensión cuando le asaltan dudas y temores. Rodearse de unos profesionales que sepan infundirle confianza y tranquilidad es básico. Si no tiene buena comunicación con su ginecólogo, es buen momento para plantearse un cambio (la sanidad pública ofrece esta posibilidad, y en la sanidad privada no suele haber problemas). También conviene informarse sobre los cursos de educación maternal y los profesionales que los imparten.

2. Hay que dejarse mimar por la pareja. Las embarazadas a veces dudan de si siguen gustando a la pareja y, por si acaso, se mantienen a distancia. Pero puede que ellos estén aguardando una pequeña señal para acercarse (muchos hombres encuentran muy atractivas a sus mujeres embarazadas). Hay que manifestar el deseo: dejarse mimar, reclamar un relajante masaje o fundirse en un abrazo… Las relaciones íntimas de las embarazadas sientan bien al feto, y tienen un efecto relajante sobre la pelvis. Puede que durante algunos meses la mujer necesite mimos y caricias, pero no tenga interés por hacer el amor. Ella manda.

3. No a las historias sobre partos difíciles. Quedan nueve meses hasta que nazca el niño. En el curso de educación maternal informarán a la mujer con todo detalle sobre lo que le espera y cómo afrontar el parto y las posibles complicaciones. Desde el principio, conviene mantener alejadas a esas personas que suelen contar historias de terror sobre partos. Generalmente, son mujeres que han tenido una muy mala experiencia y se sienten mejor hablando de ella. ¡Pero la embarazada no!