Desde que está en el interior de la madre, el bebé es capaz de oír, y parece que ya en el tercer trimestre de embarazo pueden llegar incluso a reconocer la voz de la madre (es por ello que desde que nacen prefieren su voz a otras, ya que se sienten reconfortados al escucharla), y en cuestión de días, tras su nacimiento, al escuchar ruidos giran la cabeza para descubrir de donde proceden.
También antes de nacer, los bebés podrán diferenciar entre los distintos tipos de sonidos, voces, tonos, etcétera. El tono agudo es el que se utiliza de forma habitual al hablar a los bebés, ya que ellos responden con mayor interés a estos tonos.
Para que el bebé se desarrolle bien es importante hablarle, ya que esto les estimula, y no importará tanto lo que se les diga, sino la forma de hacerlo, que será con voz tranquila, con cariño, y sobre todo vocalizando despacio.
A los bebés por regla general les asustarán (por lo menos hasta que se acostumbren a ello) los sonidos fuertes… es habitual ver que los pequeños dan un respingo y se encogen por ejemplo cuando paseando pasa una moto cerca.
Es muy importante para los bebes escuchar bien, ya que en caso contrario podría desencadenar que el niño tarde más en aprender a hablar, así como también le costará entender lo que se le dice. A los pocos días de nacer se les realizará a los bebés una prueba de audición (OEA: Otoemisiones Acústicas) con la que se podrá saber si el niño tiene algún tipo de problema auditivo, y en caso de tenerlo será conveniente que un especialista lo evalúe cuanto antes… como siempre, un diagnostico a tiempo solventará muchos de los problemas que a la largan se pueden producir.