A los nueves meses el bebé, siempre que se le haya habituado a ello, controlará el gateo a la perfección. El siguiente paso será que, agarrándose a los muebles que tiene a mano, se ponga de pie y se sostenga por sí solo en esta posición. El momento de andar se aproxima cada vez más, solo será cuestión de tiempo en muchos casos.
El bebé a esta edad podrá pasar de estar de pie a sentando sin ayuda, aunque al ser un ejercicio que requiere práctica, este será un proceso que requerirá en principio un poco de ayuda por parte de los padres.
Es un buen momento para prevenir accidentes, en el caso de que no se hayan tomado aún medidas. Algunas cosas como colocar protectores en los enchufes, asegurar los muebles para que en el caso de que se agarren a ellos no se les vengan encima, quitar de su alcance objetos frágiles o pesados (como son los clásicos adornos de la casa), o poner seguridad en puertas y ventanas, serán algunas de esas medidas que no se deberán pasar por alto.
Tirar todo lo que agarran al suelo sigue siendo algo que les resulta especialmente divertido e interesante, un juego en el que, cuanto más ruido haga el juguete que han tirado al suelo, más entretenido será.
La relación con otras personas ajenas al ámbito familiar continúa durante este mes resultando en ocasiones difícil (especialmente con aquellos que le abordan directamente) ya que es una etapa en la que los bebés sienten mucha inquietud cuando se separa de los padres, de manera que querrá estar continuamente con ellos.
Cuando el bebé tiene nueve meses ya es capaz de diferenciar los tonos de voz, y comprender el significado de algunas palabras, especialmente el “No”, aunque la mayoría de las veces no prestará mayor atención a ella, y seguirá igualmente con lo que estaba haciendo. En lo referente al habla, en esta etapa conseguirá imitar los sonidos que está escuchando.