Se considera un bebé prematuro a aquel que nace sin haber llegado a las 37 semanas de gestación. Un embarazo llega a su término entre la semana 37 y la 42, cuando el bebé está preparado, y en el caso de nacer antes de este periodo nacerá con inmadurez tanto de los órganos como de los sistemas. No se pueden generalizar los problemas que puede traer un nacimiento prematuro, ya que esto dependerá del momento (obviamente cuanto más tarde ocurre más desarrollado y más fuerte será el bebé) y también de cada niño así como de la evolución que ha tenido durante el embarazo.
Con menos de 35 semanas de gestación, el bebé será llevado a la Sala de Neonatos, donde se les controlará y vigilará, puesto que con ese tiempo los bebés necesitan algo de ayuda para sobrevivir (volvemos a hacer hincapié en que todo dependerá de cada niño y de sus necesidades).
Los bebés prematuros nacen con la piel aún inmadura, incluso habrá casos en los que se pueda ver a través de ella los vasos sanguíneos y como consecuencia de ello mostrarán un color rojizo o violáceo. La piel de los niños es delicada, pero en estos casos, precisamente por su inmadurez, lo será aún más, siendo más fácil que aparezcan moratones o cortes.
En lo referente al físico, los niños prematuros suelen coincidir en detalles como: desproporción del cuerpo (la cabeza parecerá mucho más grande que el cuerpo y las extremidades demasiado largas), el cuerpo se puede ver cubierto por una fina capa de vello, apenas tienen grasa sobre el esqueleto, los párpado podrían estar pegados, o las orejas podrían ser especialmente pequeñas. Todo esto cambiará con un poco de tiempo, y en breve el cuerpo de los bebés prematuros adquirirá la proporción, se irá cayendo el vello del cuerpo, los párpado se abrirán, y las orejas seguirán su evolución hasta alcanzar su tamaño.
Es importante que, pese a que estos niños se encuentren en las salas especiales de neonato, los padres creen ese vínculo especial con sus bebes, por lo que se recomienda, tocarles, en la medida de lo posible, hablarles e incluso limpiarles, en aquellos casos en los que sí puedan hacerlo.