Muchas mujeres cambian su carácter en el momento en que son madres, se vuelven obsesivas e incluso, monotemáticas. Es decir, parece que no hubiera otro tema de conversación que el bebé. Una mujer debe seguir teniendo inquietudes, independencia y deseos al margen del vínculo que se establece con el niño y que, por supuesto, es muy importante. ¿Cuáles son los rasgos de una madre obsesiva?
1) La persona tiene preocupaciones irracionales, imagina posibles peligros constantemente, quiere tenerlo todo bajo control, se preocupa de cosas por las que antes no sentía preocupación.
2) Algunas madres también son posesivas al extremo de no dejar que otras personas cojan en brazos con naturalidad al bebé.
3) Por otro lado, puede suceder también que algunas madres no soporten ver llorar ni un solo minuto a su niño porque imaginan cosas negativas. Lo cierto es que un niño llora.
4) Centran tanto su atención en el niño que dejan de lado otros aspectos de su vida. Esta decisión se vuelve en su contra cuando el niño crece, se hace mayor y entonces, la mujer siente cierto nivel de vacío y de soledad.
5) No se dejan aconsejar fácilmente, creen que tienen la razón en todo.
6) No se dan cuenta de que tienen un problema desde un punto de vista emocional, por ello, tampoco hacen nada por corregir su actitud obsesiva.
7) Desde la actitud obsesiva es más fácil caer en dramatismos y en preocupaciones excesivas. Por ello, es importante pensar en positivo y relativizar las preocupaciones que surgen de la maternidad.
Las obsesiones limitan la capacidad de disfrutar el presente y de disfrutar de los niños relajadamente porque en ese caso, la persona se pone a la defensiva.
Imagen: Actitudis