¿Qué podemos hacer si nuestro pequeño sufre cefaleas agudas? Cualquier información que podamos aportar al pediatra va a ser de utilidad para su diagnóstico. Por tanto, suele ser muy práctico que los padres anoten aspectos como cuándo se inicia el dolor, su duración, su intensidad o la frecuencia de los episodios. También ayuda el anotarlos en un calendario, y apuntar con qué tratamiento suele ceder el episodio. Así, por ejemplo, las cefaleas tensionales suelen verse de forma repetida en relación con episodios de estrés (como el producido por exámenes en niños mayores), y suelen ceder con el reposo o con poca analgesia.
También va a ayudar anotar otros síntomas que puedan aparecer: por ejemplo, el hambre y el dolor abdominal pueden orientar a cuadros de bajadas de azúcar.
El pediatrá indagará sobre los episodios, pero también sobre los antecedentes del niño y, sobre todo, los familiares, ya que muchos tipos de cefaleas, como las tensionales, se pueden heredar. Puede que sea necesario pedir alguna prueba adicional, que dependerá de los hallazgos que haya realizado el profesional en la historia clínica, la exploración y los antecedentes.
¿Cuál es el mejor tratamiento? En general, la cefalea aguda suele ser bastante benigna. La mayoría suelen ceder de forma espontánea, con reposo o con el uso de poca analgesia, sobre todo si son tensionales o febriles. Las relacionadas con bajadas de azúcar se resuelven comiendo. En cualquier caso, el tratamiento siempre debe estar dirigido por un profesional.
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