Una de las primeras recomendaciones que el médico le hará a la mujer, que se convierte en prohibición clara, es el consumo de alcohol durante el embarazo.
El alcohol, el tabaco, y las drogas, al ser adictivos se recomiendan dejar de consumir antes de que la mujer quede embaraza, cuanto más tiempo pase, desde que se deciden abandonar hasta que se produce el embarazo, mejor.
Los problemas del alcohol en el feto son claros y muchos, pudiendo llegar a provocar problemas en el sistema nervioso, en algún órgano, retraso mental, o algo tan conocido como el labio leporino o el paladar hendido. Por otro lado, existe el llamado síndrome de alcoholismo fetal que puede desencadenar consecuencias complicadas de tratar.
Las mujeres que habitualmente beben alcohol, se preguntarán si pueden tomar una cantidad mínima, pero decir una cantidad nunca será de lo más acertado, por lo que lo mejor es erradicar el alcohol totalmente.
Unido a todo lo mencionado, existen otros muchos posibles motivos de riesgo (con esto no queremos decir que se puedan dar todos, ni incluso necesariamente uno de ellos) por lo que hay que abandonar este mal hábito, como por ejemplo:
– Abortos espontáneos.
– Parto prematuro.
– Bajo crecimiento del feto.
– Bajo peso al nacer.
– Malformaciones maxilofaciales.
– Malformación del sistema nervioso.
– Retraso mental.
– Desnutrición del bebé.
– Irritabilidad e intranquilidad del bebé recién nacido.
– Los bebés pueden presentar problemas para regular las fases del sueño.
La cantidad ingerida y el trimestre durante el cual se tomó mayor cantidad, serán factores de los que dependerán que se puedan producir mayores o menores complicaciones en el feto.
Por último hay que remarcar, que si importante es evitar el alcohol durante el embarazo, importante es también evitarlo mientras se le esté dando el pecho al bebé.