Los productos lácteos, como cualquier otro alimento, se deberán introducir a su debido momento y nunca antes, siempre cuando el pediatra lo considere oportuno. Para algunos padres resulta primordial incluir en la alimentación del bebé la leche y sus derivados (y en ocasiones parecen ansiosos por ofrecer un yogur al niño) ciertamente en parte es así, pero la leche debe ser la correspondiente a su edad, es decir, que durante los primeros meses, como es sabido por todos, jamás se le dará leche de vaca sino leche materna o leche de fórmula.
En lo referente a lácteos, lo primero que se le podrá ofrecer son los yogures, en la mayoría de los casos esto será alrededor de los ocho meses (algunos especialistas darán el visto bueno mes antes o mes después). Los primeros yogures se recomienda que sean naturales, evitando los que tienen sabores, los cuales para dar ese sabor llevan colorantes que no aportan nada a la alimentación del niño. Se puede optar por los naturales (sin azúcar), los enriquecidos con bífidos activos o los que se venden específicos para bebés como “mi primer yogur”.
Al mes siguiente, es decir, al noveno mes (igualmente la edad exacta la deberá dictar el pediatra) se podrá comenzar a dar queso fresco. Para muchos bebés será este alimento una buena forma de comenzar a comer alimentos sin pasar por la batidora, el queso fresco al ser muy blando se puede triturar con un tenedor fácilmente y ofrecer al niño sin problemas sin que esté en puré. Como es lógico los primeros días, hasta que se acostumbre, se pondrá más empeño en que queden los trocitos lo más pequeños posibles, y a medida que el niño lo acepte, se podrá ir ofreciendo en trozos más grandes.
La leche de vaca nunca se les dará a los bebés antes del año.
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