En lo que a las vitaminas respecta, las del complejo B actúan directamente sobre el sistema nervioso, especialmente la vitamina B1 o tiamina y la B6 o piridoxina. La vitamina B1 es indispensable para que las neuronas puedan obtener energía a partir de la glucosa. Por su parte, la B6, además, junto con otros componentes, es decisiva para el metabolismo de los neurotransmisores.
Comer muchos azúcares refinados (dulces, golosinas, pastelería y bollería industrial) reduce la acción de la vitamina B1 en el sistema nervioso, ya que se precisa para poder metabolizarlos. En caso de tener trastornos del sueño es aconsejable evitar este tipo de alimentos.
Entre las principales fuentes de vitamina B1 se encuentran las carnes, el hígado y los lácteos. De origen vegetal, las mejores fuentes son los frutos secos, los cereales integrales y derivados, las legumbres, los guisantes, las patatas, las naranjas, las coles, los espárragos, el germen de trigo, la levadura de cerveza, etcétera.
La vitamina B6 está presente en las carnes, los mariscos, el hígado de pescado, la yema de huevos y lácteos. De origen vegetal, las fuentes más ricas son el germen de trigo, la levadura de cerveza, los cacahuetes y los cereales integrales.
Llega el turno de los minerales. El calcio y el magnesio son esenciales para la excitabilidad nerviosa. Si existe un aporte suficiente de estos dos minerales, el pequeño dormirá y podrá descansar mejor.
El calcio se encuentra en los lácteos, la soja y los derivados, los pescados con espina, el sésamo, la melaza, los batidos vegetales (de almendras, coco o avena), las algas, las legumbres, ciertas verduras, las frutas y los frutos secos.
El magnesio está presente en las carnes, los mariscos, los lácteos, los frutos secos y los cereales integrales. El agua también contiene este mineral (hasta 120 miligramos de magnesio por litro de agua). Las dietas ricas en alimentos refinados suelen tener menor contenido de magnesio que las ricas en vegetales y cereales integrales. Por eso, opta por cenas que contengan ensaladas, verduras de hoja verde, frutos secos o cereales integrales.
Por último, toca hablar de los hidratos de carbono de absorción lenta. Para el buen funcionamiento del cerebro es imprescindible un aporte constante de glucosa, su única fuente de combustible.
Los glúcidos presentes en los cereales integrales (pasta, arroz, pan, galletas tipo maría y cereales de desayuno), las legumbres y los tubérculos estimulan la secreción de insulina, hormona que aumenta la disposición del triptófano para formar neurotransmisores.
Imagen: healthyfood-forkids