Mantener el cuerpo bien hidratado es algo importantísimo en el ser humano, sin embargo, hay que tener especial cuidado cuando hablamos de hidratar a un bebé. Por regla general no se recomienda ofrecer agua a los bebés menos de 6 o 7 meses, ya que tanto la leche materna como la artificial les aporta la cantidad de agua que necesitan.
Ofrecer una mayor cantidad de agua puede llevar a desencadenar un problema importante, la hiperhidratación, que como se puede deducir se produce por un exceso de líquido en el cuerpo del pequeño. Los síntomas que aparecen cuando existe hiperhidratación pueden ser: somnolencia, irritabilidad, una baja temperatura corporal (36 grados e incluso menos), o hinchazón en la cara. En los casos más graves de hiperhidratación los pequeños pueden llegar incluso a sufrir convulsiones. Siempre que los padres tengan la mínima sospecha de que el bebé puede sufrir hiperdritación deberán ir lo antes posible a un médico.
Por tanto, resumiendo, hay que evitar el agua en menores de 7 meses, y a los mayores ofrecérsela en pocas cantidades y siempre sin obligarlos a beber.
Es habitual escuchar a las abuelas (por supuesto siempre con toda la buena intención) insistir frecuentemente en que se les ofrezca a los bebés agua por temor a la deshidratación, y esto no deja de ser otro de los muchos errores que se cometen, pero en estos temas siempre hay que hacer caso a los especialistas y no a lo que ellas hacían.
Foto obtenida de: estherleow.com.