Algunos padres cuando ven a su hijo por primera vez, después de abordarles todo tipo de sentimientos y emociones, se quedan un poco extrañados de la piel que muestran los recién nacidos.
La piel con la que nacen los niños es diferente de unos a otros y dependerá en gran medida del tiempo de gestación. Mientras que los bebés prematuros presentan una piel fina y transparente, los que han llegado al terminan la tendrán más gruesa y por tanto con más color.
El color de piel suele ser rojizo o púrpura, a excepción de las manos y los pies que suele presentar un color azulado. Esto variará en breve, de hecho sobre el tercer día aproximadamente su piel se aclarará, y en ocasiones se escamará y secará, volviendo al color rojizo cada vez que llora.
En lo referente a la piel, también es muy habitual que presenten las conocidas Manchas Mongólicas, que pese a su nombre, son totalmente benignas. Son unas manchas de color entre azulado o gris que por regla general aparecen en la parte baja de la espalda y las nalgas, especialmente en los bebés que tienen la piel oscura. Normalmente suelen desaparecer alrededor del año.
Otro detalle de los bebés recién nacidos (no necesariamente se tiene que dar en todos los casos) es que presentan un fino vello alrededor de algunas zonas del cuerpo, como es la cabeza, la espalda, la frente, las mejillas, los hombros, etcétera. Esto ocurre en mayor medida cuanto antes nace el bebé, por tanto, los bebés prematuros serán los que más cantidad de vello tengan. También en este caso, será cuestión de tiempo que ese vello se termine cayendo y desaparezca, normalmente esto ocurrirá en las primeras semanas después de su nacimiento.
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