La mujer embarazada de siete meses se encontrará más pesada y le costará más coger una postura cómoda. Por otro lado, como el feto tiene mayor tamaño presionará el útero sobre la vejiga por lo que se aumentará el número de veces que la mujer necesita ir a orinar al baño. El cansancio y el sueño en algunos casos pueden volver a aparecer, cosa que es totalmente normal.
El feto en este mes seguirá creciendo, aún tiene espacio suficiente para moverse pero ya estará más limitado, algunos incluso ya se colocarán boca abajo y se encajarán en la pelvis. El ritmo cardíaco se acelerará ante algunos estímulos que ya es capaz de recordar, como puede ser la voz de su madre. En este momento también podrá distinguir las luces de las sombras.
Parece ser que el feto además de escuchar, también será capaz de sentir, por tanto al igual que se le habla mientras está en el vientre materno, se le puede acariciar ya que podrá sentir esas caricias al tener ya sensibilidad en todo su cuerpo.
La piel comienza a ser menos “transparente” de lo que había sido hasta ahora, se volverá poco a poco más opaca y más resistente. Por otro lado, sus huesos empiezan a endurecerse y su cerebro estará más desarrollado, lo que le permitirá hacer cada vez movimientos más complicados, aprender, y memorizar.
En el séptimo mes de embarazo, de manera aproximada, el feto pesará alrededor de los 1.100 gramos y medirá unos 38 centímetros (como es lógico unos serán más grandes que otros, estos datos son tan solo orientativos).
Si aún no se ha hecho, este es el momento perfecto para acudir a algún curso de preparación al parto, algo que resultará muy beneficioso para la mujer más tarde, a la hora del parto.
Foto obtenida de: healthyfitpregnancy.com.