Ayer me centré en analizar los motivos por los que hoy día, muchas mujeres posponen su maternidad hasta una vez superada la barrera de los 30 años, y en algunos casos, más allá de los 35. Por ello, hoy me gustaría analizar una nueva realidad: la que surge del deseo de no ser madre. Es decir, existen personas que directamente, han tomado la decisión de dar prioridad a otros objetivos en su vida, centrarse en otras metas y tener otro modelo de vida. La libertad humana es maravillosa en tanto que cada mujer tiene que encontrar su propio camino más allá de los roles sociales.
Simplemente, la seguridad interior de querer tomar otro rumbo en la vida. Existen personas que admiran a aquellas que han formado una familia, sin embargo, a nivel interior sienten que ese no es su camino. Es decir, tener hijos también es una vocación, una llamada a la maternidad, un deseo de dar amor porque no existe amor más grande y generoso que aquel que siente una madre por su hijo.
En general, quien no tiene deseo de tener hijos se centra mucho más en su trabajo y en su vida profesional. Por otra parte, existen parejas que de una forma consciente deciden no tener niños para poder vivir su amor sin tantas ataduras. Sin duda, toda opción personal es respetable.
Durante tantos siglos el poder de la mujer estuvo tan vinculado con la maternidad, que a pesar de que ha habido una evolución notable en las últimas décadas, gracias a la incorporación de ellas al mercado laboral, la realidad es que todavía queda mucho que avanzar a nivel emocional, para que en algunos casos, no resulte extraño que una persona no tenga el deseo de ser madre.
Imagen: Andiedey