Después de haber visto en anteriores entradas los pros y contras de los videojuegos, nos queda añadir las pautas a seguir para que los niños disfruten de ellos sin riesgos y sin que suponga un problema para ellos.
– Para empezar hay que limitar su uso, el tiempo que se recomienda semanalmente variará dependiendo de con quién hablemos, mientras que unos aconsejan que no se deben exceder las cuatro horas semanales, otros piensan que esto es un poco exagerado y que no existe mayor problema por ampliar esas horas. Por tanto, los mejores para tomar la decisión serán los padres, que son los que pueden valorar la situación, si un niño dedica una hora al día y esto no le ocasiona ansiedad por no poder jugar más tiempo ni ningún otro “trauma”, puede que no sea necesario recortar las horas, sin embargo, si los padres observan que el niño sufre algún síntoma a consecuencia de jugar a la consola, igual sería recomendable reducir las horas… los padres son los que verán cómo es cada situación.
– Controlar el contenido. Hay que elegir videojuegos que sean adecuados para cada edad, y evitar aquellos que sean especialmente violentos o que sean sexistas o discriminatorios. Por tanto, al adquirir un nuevo videojuego no estará de más que los padres la primera vez se sienten con los peques, lo vean, y den su visto bueno al juego.
– Evitar el aislamiento del niño. Siempre es mejor que el niño juegue en un sitio en el que se encuentre el resto de la familia, de esta forma los padres podrán ver cómo reacciona en cada momento, y poner fin al juego si comprueban que se empieza a poner especialmente nervioso.
– Escoger juegos educativos y familiares. Esto es una buena opción para pasar más rato con los niños, y para que además de divertirse aprendan mientras juegan.
Foto obtenida de: zakta.com.