Tener un botiquín a mano en casa siempre es algo muy recomendable, pero más aún cuando hay niños pequeños dando vueltas por todos los rincones. Los pequeños accidentes caseros y los niños van siempre muy ligados, por tanto no está de más prevenir y prepararse para esos momentos.
Para empezar, el botiquín debe estar colocado en un sitio alto al que los niños no puedan acceder, y si es posible lo mejor es que tenga cerradura con llave. Esto parece algo exagerado, pero no es descabellado ya que es posible que, por muy fuera de su alcance que esté, el niño se suba a una silla, abra el botiquín y se tome lo que le parezca.
¿Qué hay que tener dentro del botiquín? No hay que excederse, tan solo habrá lo básico, y es importante comprobar la fecha de caducidad de los productos que hay dentro de vez en cuando. Los productos básicos que se deben tener son:
– Tiritas, vendas, gasas estériles, y esparadrapo (será una buena idea tener allí unas tijeras para cortar todo esto, lo agradeceremos cuando vayamos con prisas).
– Alcohol.
– Algodón.
– Termómetro.
– Antitérmico y analgésico (paracetamol e ibuprofeno).
– Suero oral y suero fisiológico.
– Agua de mar.
– Jarabe para inducir vómitos en caso de intoxicación (consultar con el pediatra cuál comprar).
– Pinzas.
– Crema para aliviar las molestias de las picaduras de insectos.
Todos sabemos que los nervios en ocasiones juegan malas pasadas, y más cuando un niño grita y llora de dolor por algún accidente doméstico. Por ello, en el interior del mismo botiquín se puede pegar una pequeña tarjeta en la que previamente se hayan apuntado los números de urgencias (incluso el número de teléfono de los taxis podría llegar a ser de lo más útil).