La escritura y la lectura son algo fundamental para nuestra vida. Por eso, todos los padres tienen gran interés en que sus hijos desarrollen correctamente el aprendizaje de estos procesos. De este modo, durante el segundo ciclo de Educación Infantil y el primer ciclo de Educación Primaria, son uno de los objetivos prioritarios de los centros escolares.
Estos procesos están íntimamente ligados, pero podemos trabajarlos de manera específica. Así, podemos estimular la escritura desde las diferentes áreas precursoras de la misma y, posteriormente, centrarnos en su perfeccionamiento, cuando el niño tiene unos ocho años.
La lectura de libros de diferente dificultad, según la edad del niño, es una herramienta útil para empezar a discriminar grafismos. Es recomendable comenzar con los libros que van acompañados de dibujos y letras grandes, para pasar a los que tienen un poco de texto y dibujos. Poco a poco, con la comprensión del lenguaje oral a lo largo de su desarrollo, empezará a sentir más interés por leer y escribir. Progresivamente iremos motivando al pequeño a entender las letras, las palabras y cómo se escriben.
Sobre los tres o cuatro años, a parte del trabajo puramente escolar que realizan las maestras de Educación Infantil, es aconsejable jugar con nuestros hijos a las formas de las letras y el reconocimiento de palabras. Por ejemplo, semanalmente podemos ponerle una letra y jugar a nombrarla en diferentes ámbitos: la “A” de árbol, amigo, antena, andar… Del mismo modo, podemos hacer formas de letras en la arena (de la playa o del parque) y también utilizar piedras o cubos para motivar con diferentes texturas al niño a la hora de realizar formas de letras en cualquier tipo de superficie.
Otro juego muy lúdico y útil es el de asociar las letras con formas: la “O” es una boca sorprendida, o la “I” es una escalera muy larga. Las podemos dibujar y posteriormente irlas completando, dibujando el resto de la cara a partir de la “O” o añadiendo muñecos subiendo la escalera de la “I”. También podéis dibujar las vocales por orden y saltar sobre ellas mientras las decís en voz alta.
Incluso podemos moldear alimentos como la masa de una pizza o la carne, con las formas de las letras que el niño elija.
Con estos fáciles y divertidos juegos les ayudaremos a “engancharse” más fácilmente a la escritura.
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