De los cinco a los siete años se desarrolla en la fase en la que empieza el aprendizaje de la escritura propiamente dicho. Al principio de esta etapa, podéis realizar ejercicios de copia de figuras con trazos rectos y diagonales sobre papel cuadriculado.
No os extrañe que vuestro hijo mantenga la cabeza muy cerca del lápiz o de los colores, ya que necesita tener la mirada muy próxima, para obtener un mejor control visual. Poco a poco y conforme vaya avanzando, irá alejándose, y más si os ve a vosotros escribir a la distancia normal en que no tenemos que curvar excesivamente la espalda.
También es normal que en estos primeros momentos el pequeño se fatigue y que incluso no mantenga la mano de apoyo. Debéis enseñarle que el papel o el cuaderno no se mueven y que es mucho más ventajoso para él apoyar la mano.
Hacia los siete años ya notaréis que, con vuestro trabajo de modelo postural, el niño tensa menos la mano a la hora de escribir y su torso no está pegado a la mesa. Así pues, una vez consolidado este punto, nuestro trabajo se puede enfocar más directamente hacia el perfeccionamiento de las palabras.
La seguridad en uno mismo es algo que nos ayuda a confrontar todo nuevo aprendizaje. Por eso es importante que, a la hora de adquirir la escritura, reforcemos este ámbito:
- Usa el refuerzo positivo: es imprescindible como método de aprendizaje para el niño. Por ejemplo, ante una acción bien ejecutada o parcialmente ejecutada le puedes decir ¡muy bien hecho!, o ¡menuda “A” más bonita! Por el contrario, hay que evitar el castigo ante logros que no consiga (cuando, por ejemplo, una letra no la ha hecho bien, a pesar de haberlo intentado).
- Explícale sus logros. Cuéntale por qué ha llegado a conseguir su objetivo, atendiendo a cómo ha sido el proceso. Por ejemplo, “lo has logrado porque primero pusiste el lápiz abajo, luego subiste y finalmente volviste a bajar hasta terminar de hacer la montaña que es la “A”.
- Alaba su esfuerzo: siempre es bueno que le recuerdes que este proceso se debe a su esfuerzo. Ha de ser consciente de que el control de algunas de sus acciones depende de su voluntad y que mediante el esfuerzo se consiguen las cosas y se encuentra gratificación (por ejemplo: “lo has hecho tú solo, veo que te esfuerzas y así vas a conseguir mejorar mucho”).
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Conseguir una buena caligrafía I – Conseguir una buena caligrafía III