En una generación en la que la obesidad amenaza con convertirse en pandemia mundial, los consejos para que nuestros hijos no padezcan los mismos problemas de sus papás en lo concerniente a la nutrición se han convertido en auténticas guías con las que contrarrestar los efectos de una mala alimentación.
Es el caso del estudio encargado por Eroski Consumer, donde se pone de manifiesto que los malos hábitos en el desayuno de los niños españoles se debe a la mala información que manejan sus padres, lo que acaba por provocar que los chavales se alimenten de forma incorrecta desde la primera comida del día.
En una era digital, donde presumimos de estar bien informados, lo cierto es que los padres de España presentamos muchas carencias en torno a cómo proceder para fomentar una alimentación equilibrada. Eso, naturalmente, interfiere en el desarrollo de los hábitos nutricionales de los más pequeños.
Pero, ¿cuál debe ser el desayuno perfecto? Los nutricionistas parecen ponerse de acuerdo a la hora de elaborar pautas que permitan comenzar el día de manera correcta. Para ello dictaminan que la comida de la mañana deberá contener una fuente de lácteos, otra de frutas y una de hidratos.
Así un desayuno en condiciones debería incluir una fuente de fruta en zumo o en una pieza, un vaso de leche, un yogurt o un poco de queso fresco y una porción de pan o galleta, evitando la bollería industrial.
Imagen: The Guardian