Supone una nefasta realidad que desemboca en que los hijos que sufren esta patología desarrollan un odio sin fundamentación hacia el progenitor alienado y sus familiares, debido a los mensajes destructivos que reciben del progenitor alienador obstaculizando su desarrollo evolutivo. De alguna manera, los hijos de padres divorciados sufren un proceso de “envenenamiento” y rechazo provocado por uno de los progenitores hacia el otro.
Sucede porque los niños se encuentra atrapados en un verdadero conflicto de lealtades cuando se producen situaciones como estas, y en principio no pueden y no quieren dar la razón ni a uno ni a otro; ante esta tesitura, el progenitor alienador actúa para separar a los niños de la realidad consiguiendo que acepten mentiras como verdades y borrando evidencias.
Cuando empieza a desarrollarse este proceso, en la mayoría de los casos, aparecen unos síntomas muy similares como la existencia de una subestimación de los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor, el hecho de premiar la conducta despectiva hacia el otro y la existencia de respuestas de los hijos no coherentes que pudieran justificar el rechazo hacia el otro, llegando a describir situaciones imaginarias que dan soporte a su actitud.
Imagen: bebesymas
Síndrome de alienación parental II – Síndrome de alienación parental III
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