“El orden es fundamental y sé que él no puede entenderlo, por eso establezco lo que debe hacer en cada momento”.
La necesidad de que todo tenga unas normas estrictas puede llevar a los pequeños a sentir cierto agobio y como consecuencia torpeza, lo que reforzará vuestra sensación de que tenéis que seguir siendo estrictos.
Consejo: Es necesario que hagáis un esfuerzo por ser flexibles, haciéndoles partícipes, en ocasiones, de cómo podéis afrontar determinada actividad. Después, si tiene consecuencias negativas, podéis ser constructivos a la hora de ofrecer ayuda a vuestro hijo, y si tiene consecuencias positivas su decisión, vuestro hijo sentirá que está más vinculado a vosotros y que sus palabras también importan.
¿Confías en tu hijo? Pon ejemplos…
“Sí que confío, pero ahora no encuentro las palabras para explicar en qué le doy confianza”.
Esta última cuestión debe ir acompañada siempre de ejemplos específicos (por ejemplo: hace un par de días vinieron dos amigos y no les controlé el espacio de juego), sino tenderemos a auto complacernos, como si fuera una respuesta automática diremos: “¡claro que confío en mi hijo!”.
Consejo: Coged lápiz y papel y señalad ejemplos concretos donde deis confianza a vuestro hijo, sacad el tema con amigos vuestros y hablad de lo que otros padres hacen, o lo que veis en otros padres. Hablad con los maestros y entended mejor qué es lo que un niño de la edad de vuestro hijo puede hacer de manera autónoma.
Imagen: treasuringchristonline
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