Que los niños vomiten, es algo muy habitual, no hay que preocuparse por ello, a no ser, que se éstos se prolonguen y provoquen deshidratación. Otros síntomas que se deben tener en cuenta, y que se deberán consultar inmediatamente con el pediatra serán:
– Fiebre alta.
– Dolor intenso de cabeza, o cuello.
– Dolor abdominal.
– Confusión o comportamientos raros.
– Sangre en el vómito o en las defecaciones.
Las causas de los vómitos pueden ser diversas, las más frecuentes suelen ser:
– Virus o infección intestinal.
– Constipado.
– Mala digestión.
– Nervios.
Si el niño vomita una o dos veces, y después no se dan más episodios, el problema probablemente no irá más. En cualquier caso, siempre habrá que dejar que el estómago se limpie, por lo que no se le ofrecerá alimentos durante unas horas, pero siempre habrá que ofrecerle líquidos para evitar la deshidratación. Se pueden ofrecer líquidos con un poco de azúcar o suero, y se le darán de poco en poco y frecuentemente.
La comida sólida, se le ofrecerá cuando el niño esté preparado, es decir, no hay que obligarlo a comer si después de unas horas de vomitar (aunque haya sido tan solo una vez) sigue sin tener apetito. Lo primero que se le ofrecerá serán comidas ligeras y en pocas cantidades. Un yogur, alguna fruta, un poco de jamón cocido o pechuga de pavo, etcétera.
Una vez que el niño tenga apetito, y si ya han pasado unas horas desde que vomitara, se puede optar por darle pechuga de pollo o pescado a la plancha o cocido. Nunca se le darán alimentos fritos, ni otras comidas fuertes o guisadas.
Como decíamos, no hay que preocuparse, pero ante la duda, como siempre, recomendamos consultar cada caso con el especialista.
Imagen: CMRF Crumlin