El parto es algo natural, sin embargo hay ocasiones en el que puede complicarse y dar lugar a una serie de problemas, que no necesariamente tienen que ser de riesgo. Por regla general, ante esas complicaciones se toman medidas rápidas en las clínicas u hospitales, por lo que no hay nada que temer.
¿Cuáles son las complicaciones en el parto más habituales? Pues, por ejemplo:
– El sufrimiento fetal. Es cuando el feto deja de estar bien. El momento del parto supone para el feto un esfuerzo, y hay casos en los que se puede dar un descenso del flujo de oxígeno. Esto puede deberse a problemas con la placenta, el hecho de que haya meconio en el líquido amniótico o el prolapso de cordón, entre otras posibilidades.
– Incorrecta posición del feto o que el cordón umbilical venga con vueltas.
– Parto prematuro. Esto puede originarse por una precoz rotura de la bolsa, alguna enfermedad de la embarazada, por no estar bien alimentada, por infecciones, etcétera.
– Desgarros. Esto es algo muy habitual, y no se puede hacer mucho al respecto para evitarlos, ya que principalmente depende de la fisonomía de la mujer y del tamaño de la mujer. Para atenuar este problema, en ocasiones se puede recurrir a la episotomía.
– Parto prolongado. El tiempo que una mujer está de parto, puede depender de unos casos a otros. Será el médico el que valore cada situación, pero, por regla general no rondará más de las 20 horas, en mujeres primerizas, ni las 14 horas, en mujeres que ya han tenido otros hijos.
Un parto que se alarga más de la cuenta, puede desembocar en infecciones, sufrimiento fetal, deshidratación etcétera. En estos casos las medidas que se suelen tomar son:
Cesárea. Es el último recurso, y se trata de una operación en la que se accederá al útero para abrirlo y sacar al bebé.
Fórceps. Se trata de unas pinzas con las que se agarrará la cabeza del bebé, para ayudar a extraerlo.
Cambiar la postura, hidratar a la madre, o administrar los medicamentos oportunos para provocar las contracciones.
Imagen: Jessica Ellis