En el sistema nervioso, las membranas de las neuronas contienen una gran cantidad de lípidos, que deben de contener ácidos grasos en su estructura, dentro de los cuales se espera que una buena parte de ellos sean ácidos grasos poliinsaturados. El DHA y AA tienen, principalmente, papeles estructurales en las membranas neuronales formando hasta el 20% del peso seco del cerebro.
Los lípidos de la leche materna son la principal fuente de energía (40 a 55% del aporte calórico total) para un adecuado rendimiento. Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga son los ácidos grasos más abundantes del cerebro y son necesarios para el crecimiento y la maduración del cerebro y la retina.
El periodo más activo de división celular cerebral se produce en las primeras semanas del desarrollo embrionario, incluso antes de que esté diagnosticado el embarazo; en esta etapa, que es previa a la formación de la placenta, la nutrición del embrión depende esencialmente de la salud, de la alimentación y del metabolismo de la madre.
En el periodo después del nacimiento, la energía para el crecimiento proviene principalmente de la leche materna; asimismo, aumenta a gran velocidad la formación de conexiones sinápticas neuronales, lo cual implica un enorme aumento del desarrollo cerebral, a expensas de los ácidos grasos esenciales. Si no se alimenta al bebé con leche materna, se necesita suplementar las fórmulas adaptadas con AA y DHA.
El nivel de AA es relativamente constante, mientras que el nivel de DHA es variable y depende de los hábitos alimenticios, culturales y el ritmo de vida.
Imagen: embarazossa
Ácidos grasos para el desarrollo cerebral y cognitivo I – Ácidos grasos para el desarrollo cerebral y cognitivo II