Durante el período expulsivo del parto, los tejidos que forman el periné van a tener que sobreestirarse enormemente para permitir la salida de la cabeza del bebé, corriendo el riesgo de desgarrarse o precisando, en muchos casos, de la realización de una episiotomía (corte en el tejido perineal con la ayuda de unas tijeras con la finalidad de ensanchar la salida vaginal y que afecta a la piel, la mucosa y el músculo).
El masa perineal durante las últimas semanas de gestación va a conseguir dar elasticidad y hacer más flexibles los tejidos y los músculos de esta región, favoreciendo su relajación en el momento del parto. Numerosos estudios apuntan que este masaje puede reducir entre un 6% y un 15% la necesidad de realizar una episiotomía, así como de que se produzca un desgarro de tercer o cuarto grado que afecte también al esfínter anal, con los problemas posteriores que esto puede ocasionar en la continencia fecal o de gases.
Además, preparando el periné con el masaje, existen menos probabilidades de presentar dolor a los tres meses tras el parto.
Para que sea eficaz, la práctica del masaje perineal deberá comenzar a partir de la semana 34 de gestación, con el fin de asegurar que se va a realizar durante al menos tres semanas para las mujeres que den a luz en la semana 37. La frecuencia del masaje será de tres días a la semana y durará entre cinco y diez minutos cada vez.
Imagen: huffpost
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