La mayor parte de los niños (muy pocos son los que se librarán de ello), pasarán una etapa difícil cuando llegue el momento de ir a la guardería o al colegio, por primera vez. La separación de los padres, que han estado a ese momento constantemente con ellos, supondrá que esa seguridad que hasta ahora ellos tenían, la pongan en duda (lógicamente será algo momentáneo, que pasará en pocos días).
Ir a la guardería por primera vez supondrá por ellos un cambio, tanto de horarios, como de personas, como de normas. Hasta ahora habían vivido rodeados de un número limitado de personas, y ahora tendrán que adaptarse a los nuevos compañeros y cuidadores.
Durante el proceso de adaptación, los niños tenderán a llorar, a montar pataletas, a mostrarse tristes e inactivos… pero es cuestión de tiempo que se acostumbren, y que al final sean ellos los que pidan ir a la guardería (o al menos en la mayoría de los casos).
Los padres serán los que más pueden ayudar a su hijo durante ese proceso de adaptación. A continuación, enumeraremos algunas pautas a tener en cuenta para que ese periodo de adaptación sea lo más corto posible:
– No hay que dejar a los niños y salir a escondidas. Hay que despedirse de ellos, dándoles un beso y un abrazo.
– En la despedida, hay que tranquilizarlos y decirles que papá o mamá va a volver después a buscarlos.
– Antes de llevarlos, hay que hablar con ellos y decirles que van a estar bien, y que se van a divertir con otros niños y niñas.
– Cuando se les deje, hay que hacerlo con naturalidad, manteniendo una actitud tranquila.
No obstante, siempre hay que tener presente que cada niño es diferente, y que por tanto, el tiempo del periodo de adaptación, puede variar de unos a otros.
Imagen: Glenn Beltz