Los niños más susceptibles a que empeore esta enfermedad son los bebés menores de tres meses. La gravedad de la enfermedad es inversamente proporcional a la edad del niño, es decir, que cuanto más pequeños es el niño, la gravedad que puede alcanzar será mayor, necesitando una vigilancia más estrecha.
Tienen riesgo especial los prematuros y aquellos que tienen una enfermedad base, como una cardiopatía, enfermedad pulmonar crónica, inmunodeficiencia, alteración neurológica grave, fibrosis quística o síndrome de Down. También aquellos cuyos padres sean fumadores, así como los que tengan hermanos que acudan a colegio o guardería.
La lactancia materna es un factor protector, por lo que no haber recibido ésta durante al menos dos meses también aumenta el riesgo.
¿Cuándo consultar al pediatra?
- Si, pasados dos o tres días del inicio de lo que parece un simple catarro, observas un claro empeoramiento con aparición de respiración rápida y ruidosa, incluso “pitos”, hundimiento de las costillas al respirar, o si deja de respirar durante unos segundos.
- Si tu hijo duerme más de lo habitual o está irritable y con mal estado general.
- Si deja de comer o rechaza el alimento, fatigándose mucho con las tomas.
- Si tiene un color amoratado o azulado, sobretodo en los labios. Esto podría indicar que la cantidad de oxígeno que llega a la sangre es insuficiente, como consecuencia de la obstrucción de las vías respiratorias.
Imagen: blogcdn
[…] Todo lo que debes saber sobre la bronquiolitis II – Todo lo que debes saber sobre la bronquiolitis III […]