Todos estos nutrientes intervienen directamente en la concentración y el estado de ánimo, y sin ellos el cerebro no tiene la capacidad de rendir intelectualmente al cien por cien.
Durante los primeros dos años de edad, el cerebro crece mucho y después de los cinco años, lo empieza a hacer de forma más progresiva hasta alcanzar su tamaño definitivo al llegar a la adolescencia. Aunque el crecimiento tiene un límite, no lo tiene su desarrollo (que no acaba nunca). Las funciones que realiza van aumentando y mejorando durante toda la vida.
Sin la glucosa, el desarrollo del cerebro tampoco sería posible. Sin este azúcar simple no tiene energía ni puede mandar mensajes a las neuronas.
La importancia del desayuno
Después de un ayuno prolongado durante toda la noche mientras duerme, lo que menos le conviene a un niño es salir de casa sin desayunar, especialmente si en el colegio no se reserva un rato para poder hacer una pequeña ingesta de alimentos. Si es así, no podrá tomar ningún alimento hasta que llegue a casa a medio día.
A veces a los padres les resulta difícil que sus hijos realicen esta primera comida porque igual se despiertan sin hambre o bien apuran al máximo para quedarse en la cama durmiendo. Pero salir de casa con prisas y sin que el cerebro reciba su dosis de azúcar perjudicará el rendimiento intelectual de toda la mañana.
En ocasiones, aparecen síntomas de hipoglucemia (niveles de glucosa en sangre demasiado bajos) como sudores fríos, irritabilidad, hambre, temblores, náuseas, mareos, palpitaciones, ansiedad, confusión, debilidad, dolores de cabeza, visión borrosa y falta de concentración. Los investigadores lo avalan, el desayuno impacta positivamente en la capacidad intelectual.
Foto | Jodimichelle
[…] eso es todo. Ya no hay excusa para que nuestros peques, y nosotros mismos, hagamos un desayuno en toda regla que nos ayude con cada […]