Una vez que nos hemos decidido a acudir a la consulta del especialista ante la posibilidad de padecer infertilidad, el primer paso que lleva a cabo el experto es la elaboración de un historial lo más completo posible sobre ambos miembros de la pareja. Edad, enfermedades sufridas, profesión que llevan a cabo (se ha estudiado que el hecho de pasar muchas horas sentados, como los taxistas, puede afectar a la fertilidad), medicamentos que toman, el tipo de alimentación que realizan y si hacen ejercicio físico, si fuman, beben alcohol o toman drogas.
A continuación, el urólogo realiza al hombre una exploración física de los testículos, el pene y el escroto. Y por último, el médico solicita una analítica y un seminograma para valorar la cantidad, la morfología y la movilidad de los espermatozoides.
Analizados los resultados, se solicita un segundo seminograma con el que el especialista realizará el primer diagnóstico. Si los estudios seminales dan valores normales, en principio no se realizan más pruebas. Si por el contrario, los parámetros están alterados se solicita un estudio del cariotipo para descubrir alteraciones genéticas.
Con el fin de realizar un estudio más profundo, es el siguiente paso es el análisis mediante FISH del eyaculado. Esta prueba permite determinar los niveles de espermatozoides con dotación cromosómicas anómalas y valorar si superan o no los límites de normalidad. Es recomendable realizar un FISH en espermatozoides en parejas con abortos de repetición o fallos de implantación y en varones con baja calidad seminal y con cariotipos alterados.
Infertilidad masculina: Causas – Infertilidad masculina: Impacto en la pareja
Foto | Lisa Brewster