El cefalohematoma es una lesión que se produce en la cabeza del recién nacido y que también está relacionada con el trabajo del parto. Al igual que sucedía en el caput sucedaneum, se produce por la rotura de pequeños vasos sanguíneos y por la acumulación de sangre debajo del cuero cabelludo del recién nacido, pero en esta ocasión la acumulación está limitada a las suturas de los huesos del cráneo, por lo que no suele ser generalizada, sino en zonas concretas de la cabeza.
Esta deformidad es menos frecuente que el caput sucedaneum y suelen ser lesiones localizadas y que en la mayoría de los casos sólo se ven en un lado de la cabeza del recién nacido, por lo que semejan bultos, a diferencia del caput sucedaneum, que suele abarcar ambos lados y dar un aspecto más ovalado. En muchas ocasiones las deformidades pueden no ser evidentes al nacimiento y sí serlo a las veinticuatro o cuarenta y ocho horas de vida.
Vigilado más de cerca
El cefalohematoma puede asociar, con más frecuencia que los caput sucedaneum, la presencia de una fisura o una fractura en un hueso del cráneo, por lo que son vigilados más de cerca por los profesionales. Si esta fractura se produce, en la mayoría de los casos es simple, lineal y no requiere tratamiento, aunque sí debe ser controlada por el profesional.
Al igual que el caput sucedaneum, el cefalohematoma también puede contribuir a que aumenten las cifras de bilirrubina, lo que favorece la aparición de un posible cuadro de ictericia o coloración amarillenta en el recién nacido. En algunos casos, y tras la desaparición del cefalohematoma, puede aparecer una pequeña deformidad ósea que, por lo general, se termina corrigiendo de forma espontánea. La mayoría de los casos de cefalohematoma se resuelven espontáneamente en unos dos o tres meses y sin asociar complicaciones. Se suele controlar el riesgo de aparición de ictericia en los casos en los que la lesión sea grande.
¿Cómo sé que lo que tiene el bebé es un cefalohematoma?
El cefalohematoma es algo más complicado de diagnosticar porque es una lesión menos frecuente y porque puede no ser visible inmediatamente después del parto. Suelen ser el pediatra o la matrona los que informa de su presencia a los padres cuando aparece. Pero, en cualquier caso, si notamos cualquier bulto o tumoración en la cabeza de nuestro bebé, siempre se debe consultar con el pediatra.
Cabeza deformada por el parto: Caput sucedaneum
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