Con la temporada de piscinas pueden aparecer las otitis externas, una infección del conducto auditivo externo que puede llegar a ser muy molesta.
Es la inflamación o infección del conducto auditivo externo, que tiene dos partes: el pabellón auricular y el conducto auditivo externo. Puede haber varias formas: otitis aguda difusa (otitis del nadador), otitis aguda localizada, otitis crónica, otitis eccematosa y otitis micótica (por hongos). La otitis externa es más frecuente en verano y suele sufrirla un diez por ciento de la población. El noventa por ciento de los casos es un solo oído.
En su inicio, la humedad y el traumatismo local eliminan la capa gruesa que protege la piel, iniciándose la edematización y enrojecimiento del conducto. La falta de cerumen predispone a la infección, pues el cerumen facilita un manto ácido que protege la piel del conducto. Por este motivo, no es recomendable la excesiva limpieza del cerumen, que podría producir erosiones en la piel y así favorecer las infecciones posteriores.
Los factores de riesgo más frecuentes son la mayor temperatura del verano, la alta humedad, la maceración de la piel, la natación y los traumatismos locales.
Foto | peasap
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Yo para evitarla en verano siempre me pongo un gorro para que no me entre demasiada agua por las orejas y así no sufrir esta enfermedad tan dolorosa