Los bebés crecen rápidamente y, cuando comienzan a dar sus primeros pasos, la búsqueda del mejor zapato para el bebé se hace muy importante. Dejando de lado el punto de vista estético (si el zapato es bonito, si combina con la ropa y demás detalles), lo realmente importante es que el bebé esté cómodo y que sus pasos se desenvuelvan con total fluidez, sin que su calzado influya negativamente a la hora de caminar, correr o saltar. ¿Cómo elegir el mejor zapato para nuestro bebé?
Como padres, seguro que nos preocupa encontrar los zapatitos para bebés más indicados porque sabemos lo cruciales que son para su desarrollo. Un zapato que impida pisar correctamente, que fuerce una postura del pie o que impida al tobillo hacer todo su recorrido, está impidiendo que el bebé desarrolle a la perfección sus capacidades. Incluso, puede que en algún caso extremo el mal zapato influya en una lesión por torcedura, o similar. Ya sabemos que los bebés han de caerse…
Claves para elegir un zapato adecuado para nuestros hijos
Hay una serie de pautas que nos indicarán lo adecuados que pueden ser los zapatos que compremos a nuestros hijos. La mayoría de ellas, como todo lo que rodea a la educación y al correcto desarrollo de los críos, son cuestiones de puro sentido común. Solo hay que pensar que los niños están todo el día jugando, corriendo, agachándose y levantándose, saltando… Veamos, pues, las claves para elegir el mejor zapato:
- Lo primero, el bebé debe estar cómodo con ellos, es decir, no debe quejarse de que le aprietan o le molestan. Un bebé no debe sufrir por tener unos zapatos bonitos (ni tampoco una persona adulta, pero ese es otro tema).
- Los zapatos deben tener una suela flexible, antideslizante y ligera. Esto ayuda a que el pie flexe lo necesario y que el zapato no provoque deslizamientos innecesarios, además de no contribuir a que el conjunto del zapato pese excesivamente.
- La zona del empeine debe estar bien sujeta, ya sea con hebillas, con velcro o con algún tipo de sujeción. El velcro es lo más cómodo para poner y quitar el zapato.
- El zapato no debe tener excesivo “escote”, es decir, cuanto más cerrado, mejor porque evita que se escape en medio del juego.
- Cuidado con el tacón, pues debe ser suficiente, pero nunca demasiado alto porque limitaría el juego de la articulación.
- La planta del zapato debe ser ancha y de forma redonda o cuadrada en la puntera, nunca debe estrecharse porque presionaría los dedos.
- Deben ser capaces de transpirar, así que lo mejor es comprarlos de tela o de piel.
A la vez que tenemos en cuenta estas pautas para elegir un zapato correcto, hemos de saber que nuestros bebés no son personas adultas y no tienen, o no deberían tener, un sentimiento estético por los zapatos. Puede que les gusten los colores o las formas, pero no podemos pensar como adultos a la hora de comprar un zapato para el bebé. Aparte de eso, tengamos en cuenta que el uso de botas hasta el tobillo impide el juego completo del mismo, y por tanto limitan sus movimientos, y que elegir un zapato demasiado grande “porque crecen muy rápido” no es recomendable, ya que estarán flojos.
Por último, heredar un zapato de hermanos mayores o primos no se recomienda tampoco, ya que cada persona imprime su huella y su pisada a cada zapato, y los “da de sí” de una manera determinada, con lo cual es contraproducente heredar el zapato porque estaríamos condicionando la pisada o, como mínimo, haciendo más incómodo su uso.
Foto | Meagan