El posparto o puerperio es el periodo que comienza con la expulsión del bebé y la placenta. La finalización no está bien definida, pero generalmente se acepta que es unas seis semanas después, ya que éste es el tiempo que tarda el organismo materno en retornar a su estado previo a la gestación.
Desde un punto de vista clínico, se diferencia un posparto inmediato, que comprende los primeros días tras el parto; y un posparto tardío, hasta la total recuperación. La asistencia médico y los cuidados son diferentes en ellos.
Primeras horas posparto
Los primeros momentos después del parto están rodeados de sensaciones y de sentimientos especiales e irrepetibles. El organismo materno ha sufrido profundos cambios a lo largo de los meses de la gestación, comenzando el retorno al estado previo inmediatamente después del parto. Estos cambios precisan una especial vigilancia, sobre todo en relación con la involución del útero y el sangrado.
Después de la expulsión del bebé y de la placenta, en el útero queda una zona donde estaba asentada esta última, con vasos sanguíneos abiertos. Los propios sistemas de seguridad corporales hacen que, con las contracciones uterinas, estos vasos se cierren y se reduzcan las pérdidas de sangre. Por ello, en estos momentos iniciales, la vigilancia del estado de la contracción de útero y de la cantidad de sangrado es crucial. También se realiza una vigilancia de las constantes maternas como la tensión arterial y la temperatura.
Casi la mitad de las madres experimentarán temblores o escalofríos en la primera hora tras el parto, que cederán espontáneamente y que parecen estar relacionados con los cambios en el sistema vascular que supone la pérdida brusca de líquidos y sangre que ocurre en el parto.
En muchos centros, una vez comprobada la estabilidad de la madre y la suturada episiotomía (si es que se realizó), se inicia la lactancia a demanda.
El útero vuelve a su sitio
La rapidez con la que el útero recobra su estado anterior al parto depende del número de embarazos previos y del tipo de parto, siendo más rápida en mujeres que han tenido hijos y en partos vaginales en comparación con las que no han tenido hijos y con las que han dado a luz mediante cesárea. La propia lactancia estimula la secreción de hormonas que provocan las contracciones del útero.
Aproximadamente en dos semanas, el útero está en su posición y tamaño normal. Este proceso se retrasará un poco más en las mujeres con parto por cesárea.
En estas primeras horas también se vigila el periné, para descartar desgarros o hematomas, y la primera micción, ya que, en ocasiones, puede producirse dificultad para orinar y se anima a las madres a que se levanten y anden lo más pronto posible. En partos vaginales no complicados, el alta hospitalaria se produce entre 24-48 horas (se demorará algo más si el parto ha sido mediante cesárea).
Tonificar el cuerpo
El retorno a la actividad física será gradual y acorde al estado de la madre. La práctica de ejercicio puede recobrarse en cuanto la mujer se siente confortable para ello.
Son especialmente recomendables unos minutos diarios de ejercicios de tonificación de los músculos abdominales, los cuales han sufrido una gran distensión durante la gestación y, sobre todo, los ejercicios de recuperación del suelo pélvico, zona que ha tenido que dilatarse para permitir el paso del feto.
Fotos | Pablo Contreras; Tuquetu
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