El control de esfínteres es una conquista natural, fruto de la maduración física y neurológica del niño. No podemos, pues, obligarle a dominar las ganas de hacer pis y caca, aunque sí crear un ambiente que favorezca dicha maduración. Para algunos quitar el pañal es sencillo, pero otros han de recorrer un camino algo más tortuoso.
¿Qué podemos hacer para favorecer su maduración? Básicamente, permitir el contacto con sus propias producciones de forma que pueda establecer una buena relación causa-efecto. Aunque aún no le hayamos quitado el pañal, una buena idea es dejar al niño con el culete al aire el mayor tiempo posible en casa, en la playa… (en verano es mucho más fácil). No hay que tener miedo a que se haga pipí o caca: de hecho se lo hará, y esa será la experiencia que le ayudará a madurar.
Muchos padres nos lanzamos a quitar el pañal en cuanto llega el buen tiempo, aunque el niño no dé señales de estar preparado, para no tener que esperar “un año más”. Indudablemente resulta más cómodo quitar el pañal en verano, pero no debemos olvidar que no siempre es posible hacerlo y, a veces, en función de la preparación del niño, habrá que esperar un poquito más.
Desgranemos la teoría y adentrémonos en algunas de las dificultades más comunes:
Empezar cuando el niño está preparado
Si no lo está, no servirá ningún método, por mucho que lo intentemos. Pero cuando llega el momento, los padres coinciden en que todo va sobre ruedas: dos días, a lo sumo un par de semanas con cada vez menos escapes, y se acabó. Controla de día, y muchas veces también de noche. ¿Cuáles son las señales de que está listo?
- A menudo se levanta con el pañal completamente seco.
- Nos lo dice: que quiere pipí o caca o que está mojado (o tiene frío).
- Se agacha, se toca, se queda quieto cuando va a hacer algo. A veces él mismo intenta quitarse el pañal cuando está mojado.
- Nos acompaña al baño, muestra curiosidad, nos imita, nos da el papel…
Ser claros y consecuentes: ya no hay pañal, para nada (excepto las noches y no en todos los casos)
No es recomendable quitarle el pañal por la mañana en casa pero ponérselo por la tarde para ir de visita o para hacer un trayecto en tren. De esta forma le estamos liando, y él también querrá decidir cuándo sí y cuándo no. Nos esperan escapes (necesarios para el aprendizaje) y hemos de estar dispuestos a asumir las consecuencias durante unos días, con buen humor, adaptando los planes si hace falta. De entrada, le ayuda saber que los límites son claros y firmes.
Hacerle partícipe
Es bueno hablarle de lo que va a pasar y dejarle participar en los preparativos: puede venir a comprar braguitas o calzoncillos, escoger su orinal… El día escogido recogeremos los escapes sin chistar, cómplices, sin hacer referencias a que ya es mayor ni nada parecido. Si quiere investigar eso que sale de su cuerpo, lo permitiremos sin aspavientos. Hace un minuto estaba dentro de él y no lo mató, y es normal que lo quiera investigar. También es importante normalizar la acción de ir al baño y permitirle mirarnos si él quiere.
No quiere sentarse en el váter, de ninguna manera
Por un lado es difícil hacer caca sin un apoyo bajo los pies (pruébalo), y encima algunos niños tienen la sensación de que pueden colarse por ese agujerito que se lleva su caca a un lugar del que nada vuelve. Si no quiere sentarse en el váter pero sí en el orinal, de momento no tenemos ningún problema.
A veces el problema surge cuando salimos fuera de casa, a un lugar donde no podemos llevarnos el orinal. Debemos preguntarnos si no alentamos su rechazo al váter con nuestros comentarios sobre la suciedad, el olor, nuestros gestos de rechazo del lugar o las inverosímiles posturas que adoptamos en tándem en los lugares públicos.
Hay niños que lo llevan mejor que otros. Siempre quedará la calle, un árbol, donde tiene más control de la situación. No debe avergonzarnos: si un lugar no está preparado para niños, tenemos derecho a buscar la mejor solución posible.
No hace caca desde que dejó el pañal y estoy desesperada, ¿tengo que volver a ponérselo?
En principio, no. A muchos niños les produce un poco de angustia perder el control sobre sus heces y soltarlas al vacío, por eso las retienen. Entonces hacer caca comienza a ser doloroso porque está estreñido, y entrará en un círculo vicioso: no hace caca porque le duele, se estriñe más, se resiste más.
Si el estreñimiento lleva unos días debemos visitar a nuestro pediatra para solucionarlo y después procurar entenderlo y ayudarle a superar esta situación, favoreciendo la sensación de control de sus heces: ofrecerle el orinal en vez del váter, donde puede verlas y retenerlas el tiempo que quiera (y permitirlo), explicarle dónde va la caca, que sea él quien vuelque el orinal en el váter y tire de la cadena, jugar con barro y representar la historia de la caca…
Han pasado dos semanas y no hay manera
Hay pis por toda la casa y seguimos las cacas por el olor. Pues está claro que hay que volver a poner el pañal y esperar un momento más adecuado. Nuestra principal función en este proceso es el de interpretar las señales para favorecer los procesos naturales de nuestro hijo: y si resulta que las señales dicen que no es el momento (nos equivocamos, o algo se torció por el camino) es importante respetarlas. Sin drama, no es cierto que no podamos volver atrás.
Son muchas las madres que hablan de un primer intento desastroso, y una segunda y definitiva vez rápida y efectiva. Los niños son los primeros interesados. Si no controlan esfínteres es porque no pueden, no porque no quieran.
Controló esfínteres pero ha vuelto a hacerse pipí
Las regresiones son muy comunes, pueden ser leves o serias. Detrás de ellas siempre hay una situación que está desbordando al pequeño y esta situación es la que hemos de trabajar de forma prioritaria. En principio no tenemos por qué volver a poner el pañal, sino aceptar los escapes con la mayor comprensión posible y apoyar a nuestro hijo en esta situación sin culparlo, ya que no se trata de algo voluntario.
Si la situación se desborda demasiado podemos volver a ponerle el pañal un tiempo sin que suponga un drama. No es un paso atrás: cuando el problema se resuelva, retomar la independencia será muy rápido.
Controla esfínteres completamente pero se hace pis y caca adrede
Se trata de una de las situaciones más complejas, y ahora sí que nos cuesta desplegar comprensión y buen humor. “¿Nos está tomando el pelo?”, se preguntan la mayoría de los padres. No. En realidad, lo que hay que pensar es que se encuentra en plena “adolescencia” infantil.
Cuando se hace pis y caca adrede, coinciden en el tiempo dos fenómenos. Dejar el pañal es un hito en la independencia del niño; pero si coincide con la natural etapa del “no”, pues resulta que también negarse a hacer pipí o caca donde le dicen es señal de independencia. Controlar esfínteres (independencia fisiológica) se yuxtapone temporalmente con la reivindicación de independencia emocional (yo decido).
¿Cómo ayudarle a superar esta oposición? Reconociendo su soberanía sobre su cuerpo… Y la responsabilidad que ello conlleva: “Te has mojado, no pasa nada, te ayudaré a cambiarte, a limpiar la caca”. No es un castigo, estamos haciéndole responsable de lo que ocurre en su cuerpo, apoyando su autonomía. Pero no es un castigo, debemos tenerlo claro.
Sólo quiere hacer caca en el pañal. Si no, no hace.
Es una variante del caso anterior. Si necesita una transición, seguir haciendo caca en el pañal un tiempo, y así lo expresa explícitamente, podemos llegar a un trato con él: cuando quiera hacer caca nos pide el pañal, y después que sea él quien directamente tire la caca al váter y se haga cargo del proceso, como en el caso anterior. Las normas han de estar muy claras.
No lo pide, ¿es que no está preparado?
No todas las señales han de darse a la vez. Muchos niños están preparados físicamente pero se hacen pipí si no los llevamos al váter. Su cuerpo está preparado pero no saben expresar su necesidad. Durante el tiempo que haga falta le preguntaremos cada dos horas, por ejemplo, si quiere ir al baño. El día menos esperado lo pedirá él.
Fotos | Todd Morris; tworedwellies; rowdyHarv, internet hit and miss; The Facey Family;