La agricultura ecológica es una forma de producción agrícola basada en la gestión integral del ecosistema en lugar de la utilización de fertilizantes y plaguicidas sintéticos. Los alimentos de origen vegetal ecológicos excluyen el uso de semillas y especies modificadas genéticamente (transgénicos), conservadores, aditivos e irradiación. La producción de alimentos de origen animal excluye el uso de medicamentos veterinarios (hormonas y antibióticos) y el tratamiento postmorten con nitritos ni otras sustancias químicas.
Alimentación sin plaguicidas
Los plaguicidas son utilizados en la agricultura para combatir diferentes plagas que puedan echar a perder el cultivo y provoquen pérdidas económicas.
Los estudios científicos muestran que pequeñas dosis de pesticidas y otros químicos pueden aumentar los riesgos crónicos y causar daño a la salud de las personas, especialmente durante el desarrollo fetal y la infancia. La exposición a pequeñas dosis de pesticidas de forma prolongada genera efectos locales (irritación de piel y mucosas) o sistémicos (alteraciones del sistema hormonal, nervioso, etcétera).
La agricultura ecológica utiliza alternativas naturales para luchar contra las plagas.
Libre de transgénicos
Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado genéticamente. Este tipo de alimentos no solo tienen efectos medioambientales, agrarios y socio económicos, sino también sobre la salud de las personas.
Los riesgos sanitarios a largo plazo de los organismos modificados genéticamente presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos son la aparición de nuevas alergias por introducción de nuevas proteínas en los alimentos; la aparición de resistencias a antibióticos en bacterias patógenas para el hombre.
Es decir, algunos transgénicos pueden pueden transferir a las bacterias la resistencia a determinados antibióticos que se utilizan para luchar contra enfermedades tanto humanas como animales (por ejemplo, a la amoxicilina); o la disminución en la capacidad de fertilidad.
Alimentación sin aditivos
Cada aditivo tiene un uso tecnológico determinado en la industria alimentaria. Su consumo es seguro siempre que se cumplan todas las especificaciones correctamente. El problema viene cuando se toman dosis excesivamente elevadas, especialmente entre la población infantil. Por esta razón, es recomendable limitar su uso a aquellos productos en los que son imprescindibles.
Muchos de los alimentos que forman parte de la alimentación habitual de los niños como los snacks o algunas golosinas contienen aditivos. Entre los que están presentes con mayor frecuencia se encuentran los colorantes, el ácido cítrico y los conservantes.
Algunos colorantes, como el naranja (prohibidos en países como Canadá, Estados Unidos y Japón), parece ser que ocasionan alteraciones en niños predispuestos a alergia y síndrome de hiperactividad. El azul patentado V se utiliza en la producción de golosinas y da color azul violeta. De el se han escrito casos de anafilaxia en niños igualmente predispuestos.
Productos sin irradiación
La irradiación de alimentos es el proceso de exposición de los alimentos a la radiación ionizante para destruir microbios o insectos que pueden estar presentes en un alimento. Además, tiene otras aplicaciones como la inhibición de la germinación o el retraso de la maduración. Los alimentos irradiados no se vuelven radiactivos, pero, en ocasiones, pueden haber cambios sutiles químicos.
Sin residuos de hormonas
Hace años que se vienen utilizando diferentes sustancias para el engorde de los animales en producción con el objetivo de que estos puedan incrementar su peso por encima de lo normal en el mínimo de tiempo posible. Entre las más utilizadas se encuentran los beta-agonistas, sobre todo el clenbuterol, sustancia con acción tóxica tras el consumo de hígado, órgano donde se detoxifica la sustancia. El clenbuterol consigue un aumento de peso por incremento de la masa muscular y una disminución de la grasa.
En ocasiones, se detectan en carnes sustancias con acción hormonal, tanto la MPA (hormona masculina) como los estrógenos (hormonas femeninas). Estas aumentan el rendimiento de la producción de manera ilícita, perjudicando claramente la salud del consumidor. Se introducen en la alimentación de los animales y finalmente, llegan a nuestro organismo. Es importante tener en cuenta que en Europa este tipo de práctica está totalmente prohibida.
El uso de estas sustancias no se permite porque ponen en riesgo la salud del consumidor. Aunque se metabolizan en el animal y llegan a nuestro organismo en pequeñas cantidades, su exceso durante largos periodos de tiempo podría estar relacionado con la aparición de algunos tumores hormonodependientes, como son los tumores de próstata y vejiga en el hombre y los de pecho, útero en mujeres, entre otros. También podría estar relacionado con la aparición de casos de infertilidad.
Sin residuos antibióticos
Los antibióticos se llevan usando hace tiempo para la prevención y tratamiento de infecciones en el ganado, e incluso para su engorde. El uso abusivo de antibióticos provoca fenómenos de resistencia debido a la adaptación de los microorganismos al principio activo del fármaco.
La aparición de estas resistencias aumenta la incidencia de infecciones causadas por los microbios resistentes o por el fallo terapéutico del antibiótico, tanto para el animal como para el hombre.
Beneficios para la salud de la familia
La introducción de alimentos ecológicos en la alimentación de la familia beneficia la salud de todos, pero especialmente la de los más pequeños, que están en pleno crecimiento. De esta forma, evitamos que los niños consuman de forma involuntaria pesticidas, conservantes y multitud de productos químicos que pueden llegar a ser perjudiciales.
Los niños son más susceptibles porque tienen menor peso corporal y sus órganos están en desarrollo, por lo que, a igual dosis de tóxicos que un adulto, mayor es el efecto de su toxicidad. Teniendo en mente todo esto, queda patente que no está nada mal optar por introducir en la dieta de los más pequeños de la casa la alimentación ecológica.
Fotos | Julie; Jessica Lucia; Sal; USFS Region 5