- Insulta al otro progenitor en presencia del hijo.
- Implica al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge, en una especie de proceso de “lavado de cerebro”.
- Subestima los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.
- Fomenta con premios la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor.
- Impide al otro progenitor ejercer el derecho de convivencia con sus hijos u obstruye el contacto con los hijos aduciendo que es incapaz de ocuparse los mismos, quienes no vuelven atendidos y felices después de sus visitas.
- Si tiene un nuevo cónyuge, lo presenta a los hijos como su nueva madre o su nuevo padre, y si es el caso contrario habla mal del nuevo cónyuge del otro progenitor.
- Trata de cambiar los apellidos de los hijos.
- Obstaculiza la comunicación, dificultando el contacto telefónico e interceptando los mensajes, correos o regalos enviados por el otro.
- No informa de las actividades de los hijos y organiza actividades para el periodo en el que el otro progenitor debe ejercer su derecho de visita.
- Toma decisiones importantes relacionadas con los hijos sin hacer partícipe al otro progenitor, argumenta olvidos intencionados.
- Trata de impedir el acceso por parte del otro progenitor a los expedientes médicos o notas del colegio de los hijos.
- Busca sustitutos para quedarse con los hijos durante sus ausencias a pesar de la disponibilidad del otro.
- Carga sobre el otro progenitor el eventual mal comportamiento de los hijos.
- Recurre a la mentira sobre el otro, trata de identificarlo siempre con elementos negativos: sus regalos son feos, están estropeados, son de mala calidad… e impide que los niños los usen.
- Influye en los niños para que utilicen argumentos torcidos impropios de su edad, programados e incluso inventados.
- Amenaza con castigar a los hijos si tratan de contactar con el otro, les acusa de falta de lealtad.
- Llega a denunciar al otro progenitor acusándole de abusos emocionales e, incluso, de abusos sexuales.
Imagen: secuestro-emocional
Síndrome de alienación parental I – Síndrome de alienación parental III
[…] Los hijos que ven que se rompe la unidad familiar, sienten una intensa inseguridad, temor y culpabilidad, y a veces piensan que su conducta ha sido la causa de la separación. […]