Una vez hayamos conseguido que el niño se hidrate, debemos iniciar la alimentación, ya que contribuye a la curación de la gastroenteritis.
Los lactantes que toman leche materna pueden seguir tomándola; para el resto de niños los alimentos más recomendados son: las frutas como el plátano, la pera, la manzana o el membrillo; los cereales como el arroz, el pan blanco, las galletas tipo maría, los fideos, los macarrones (sin tomate); los vegetales como las patatas, la zanahoria, la calabaza, las judías verdes; las carnes como el pollo, el pavo, el pescado blanco o el jamón cocido y los lácteos como el yogur o queso fresco tipo Burgos.
Es recomendable evitar otros alimentos como las legumbres, el pescado azul, los embutidos, el huevo, el chocolate, etcétera.
No es necesario medicar
Exceptuando los medicamentos para bajar la fiebre, que se pueden dar si se quiere, no se deben administrar, inicialmente, fármacos antidiarreicos. En cambio, si está recomendada la prescripción de los llamados medicamentos probióticos, que están constituidos por microorganismos vivos, conocidos también por el nombre de lactobacillus acidophilus, l. reuterii, l. rhamnosus gg, así como el saccharomyces boulardii. Su forma de presentación es en gotas, jarabe, sobres o cápsulas y se administran una vez al día, durante 5-10 días.
Tampoco está indicada la administración de antibióticos.
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