Jugar es un acto de esparcimiento y de recreo personal a través del que los niños descubren el mundo, interiorizan unas normas y unos roles sociales, comparten momentos de ocio con los demás, cultivan su creatividad y su inteligencia emocional, desarrollan su pensamiento positivo y liberan el estrés académico. El juego es un derecho fundamental de la infancia y hoy, 28 de mayo celebramos el Día Internacional del Juego que es una ocasión perfecta para que cualquier padre o madre reflexione sobre si estilo de vida moderno está afectando en positivo o negativo a su hijo con el objetivo de poder establecer cambios y hacer más huecos en la agenda para el ocio.
Estamos a las puertas del verano, una época del año en la que la mayoría de los niños sí tienen más tiempo libre para jugar en días interminables de playa o piscina. Sin embargo, la rutina cambia al inicio del mes de septiembre cuando muchos niños han asumido roles que son más propios de los adultos al acudir a una lista interminable de actividades extraescolares después de una larga jornada de colegio.
El tiempo pasa tan rápido y la infancia es un periodo de la vida tan breve que son los padres quienes deben defender y respetar los derechos de los niños. Derechos que en el caso de jugar son tan básicos y tan sencillos al mismo tiempo que cualquier padre puede ofrecer un poco de felicidad a sus hijos a través de planes de ocio, compartiendo tiempo con él o disfrutando de la vida desde la sencillez de lo cotidiano.
Jugar no sólo es un placer para cualquier niño sino también, para cualquier adulto que vuelve a su infancia al observar a un niño con sus juguetes.
Foto – Douglas da silva costa