Un error frecuente es pensar que la visión de un niño no puede ser valorada hasta la edad de 4-6 años,momento en que ya conoce los números y las letras y puede prestar una cierta colaboración para poder decirlas en una revisión con su oftalmólogo o su pediatra. En realidad no es necesario esperar a esta edad, pues realmente existen test adaptados a la edad y las circunstancias del niño para poder conocer la evolución de dicha visión.
Antes de aprender a hablar
Existen test adaptados a la edad mediante cartulinas con distintos contrastes que permiten conocer si la visión de un niño evoluciona satisfactoriamente incluso antes de saber a hablar, solo en base a la forma que el niño mira dichas cartulinas. Es el mismo procedimiento que se puede emplear en pacientes que, por otros problemas generales (síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral…), no posibilitan una correcta colaboración independientemente de su edad.
A partir de estos tests y una vez que disponemos de una mayor edad y colaboración, podemos pasar a valorar su visión mediante dibujos conocidos o indicando dirección de unas E de distintos tamaños, todo ello con la finalidad de adaptarnos a la edad del niño y no el niño a nosotros.
Conocer la graduación
Además, la revisión oftalmológica debe incluir, al menos en su primera consulta, la instilación de unas gotitas que dilatan la pupila y que permiten conocer dos factores importantes, por un lado saber la graduación exacta del niño, problema que angustia especialmente a los padres cuando en la familia hay antecedentes de miopía, hipermetropía o astigmatismo.
Mediante la instilación de estas gotas y una sencilla exploración, el oftalmólogo puede conocer realmente cual es su graduación actual y así prever, en cierta medida, la posible necesidad que puede tener de llevar gafas en el presente o incluso a lo largo del desarrollo.
Estas gotitas son muy importantes, pues sumada la valoración de su refracción a su visión, son factores esenciales para la detección del ojo vago, lo cual debe hacerse lo antes posible, pues el éxito en su tratamiento está directamente relacionado con la prontitud en iniciar el mismo. El ojo vago ocurre hasta en un cinco por ciento de la población y puede prevenirse y solucionarse si instauramos las medidas adecuadas lo antes posible.
Descartar problemas graves
Por otro lado, esas gotitas también tienen la finalidad de dilatar la pupila y permitir ver bien el interior del ojo (el cristalino, la retina), lo cual es fundamental para excluir la presencia de algunos problemas graves como las cataratas congénitas que deben operarse en los primeros meses de vida, o la presencia de tumores intraoculares, que, si bien son infrecuentes, su gravedad puede comprometer incluso la vida del bebé si no son detectados a tiempo.
Asimismo, en esa primera revisión también se valorarán otros factores importantes como la presencia de algún tipo de alteración en los movimientos de los ojos llamada estrabismo. Estas desviaciones que, en ocasiones, ocurren desde el nacimiento y otras veces a lo largo de los dos primeros años de vida, tienen una estrecha conexión con la necesidad en ocasiones de utilizar gafas, lo cual también debe ser estudiado.
El estrabismo es una patología que guarda estrecha relación con el ojo vago, por lo cual ambos factores deben excluirse lo antes posible en las primeras revisiones y a lo largo del desarrollo del pequeño.
Revisión especial si ha sido prematuro o de bajo peso
Especialmente si el niño ha sido prematuro o de bajo peso, requiere una valoración detenida bajo dilatación pupilar para confirmar la formación correcta de su retina (el interior del ojo), pues la llamada retinopatía de la prematuridad puede conducir a la ceguera si pasa desapercibida.
Conclusión
Lo ideal sería hacer una primera revisión en el primer año de vida para descartar y poder prever posibles problemas. Posteriormente, a criterio de nuestro especialista, realizaremos un control de su visión durante todo su desarrollo, pues ello nos garantizará una correcta salud visual para el futuro de nuestros hijos.
Fotos | amanda tipton; Fendy Zaidan; Scott Hendo